El Centro para el Estudio de Políticas Europeas (CEPS) ha realizado por primera vez  un análisis sobre los costes que soporta el sector del aluminio atribuibles a la legislación europea durante los últimos diez años en los campos de energía, cambio climático, medio ambiente, competencia, comercio y sectores de productos. El estudio analizó 46 plantas que representan más de un 60% de la capacidad de producción de la UE.

«Los resultados muestran claramente el considerable impacto de coste negativo de algunas normas europeas que afectan a nuestra capacidad de competir a nivel internacional», ha declarado Gerd Götz, director general de la Asociación Europea del Aluminio (EAA). « En Europa, la demanda de soluciones de aluminio está creciendo, mientras se desploma la producción en el continente. Agradecemos al  vicepresidente Antonio Tajani que haya realizado esta investigación. Ahora es el momento de una respuesta política firme e inmediata».

«La evaluación destaca de manera especial la diferencia entre las plantas de aluminio primario europeas que todavía están protegidas del coste de las políticas europeas, debido a contratos de largo plazo anteriores a la normativas del Sistema de Mercado de Emisiones (ETS),  y aquellas que están totalmente expuestas al mercado de electricidad europeo y a las normativas ETS. Estas últimas se han convertido en las plantas de aluminio primario menos competitivas del mundo y soportan costes adicionales de hasta 228 € por tonelada de aluminio producida; es decir, un 11% del coste total de producción.»

El estudio destaca que los recargos y costes indirectos del ETS (los costes del CO2 que los productores de electricidad repercuten en la factura eléctrica) y los recargos adicionales para apoyar a las energías renovables, son las principales causas de la pérdida de competitividad del sector. También resalta la necesidad de apoyar a los principales sectores que demandan aluminio para impulsar las aplicaciones comerciales del metal, que contribuye a desarrollar soluciones más sostenibles en diversos mercados. Como resultado de esta pérdida de competitividad, la capacidad de producción primaria de aluminio en Europa se ha reducido en un tercio entre 2007 y 2012, debido a cierres de plantas y a recortes de producción. Esta pérdida de producción afecta también a todos los grupos industriales a nivel regional y amenaza a numerosas instalaciones de downstream  y PYMES, que se benefician de la proximidad y de los conocimientos de los proveedores locales. Sin embargo, esta tendencia podría revertirse y fomentar el renacimiento del sector del aluminio en Europa.