Escucho estos días continuas y pesadas cuñas publicitarias de radio y televisión, enfocadas a las elecciones generales y autonómicas, dirigidas a todo tipo de colectivos sociales que el 14 de marzo apoyarán unas u otras agrupaciones políticas, para que gobiernen estos próximos cuatro años nuestro país y región andaluza.

Me comentaba mi vecino Casimiro: “aquí cada cual vende ‘su película’ como mayor calado pueda tener en la población objetiva a la que se dirije. Todo ello en una supuesta “publicidad encubierta”, que como suele ser tan “descará”, ni es encubierta ni es “ná”.
Entre otras cosas, al coincidir las elecciones andaluzas con las generales, una vez más nos quedamos sin el verdadero ‘debate andaluz’. Bien es cierto que sería ridículo realizar dos elecciones de tanta envergadura en un mismo mes, pero se podía haber planificado antes para darle a Andalucía lo que se merece. Independientemente de partidismos y otras consideraciones, merecemos los andaluces que alguna vez y en serio se debata sobre el verdadero desarrollo y equilibrio de nuestra región a nivel económico, cultural, social, territorial, tecnológico, etc. Un debate que realmente necesitamos para saber realmente cuál es nuestra posición ante la realidad.
Andalucía no se merece tanta vaguedad e hipocresía política tanto desde el Gobierno de la nación como desde la propia Junta. A veces nos sentimos ridículos e insultados, ante anuncios directos y tercermundistas en medios de comunicación, con el único propósito de atraer votos a las diferentes formaciones políticas.

Se habla y escribe mucho sobre la segunda modernización de Andalucía, ¿acabó la primera? Hemos avanzado bastante a nivel social y económico. Pasamos de un ‘desarrollo de subsistencia’ hace veintitantos años a un verdadero crecimiento económico y bienestar social. Pero, ¿nuestro nivel de convergencia real con otras regiones desarrolladas a cambiado? Las estadísticas nos dicen lo contrario, crecemos al mismo ritmo que los demás.

Suponemos que, con la transferencia de la Políticas Activas de Empleo del Estado a la Junta de Andalucía, nuestra posición será más cómoda y se sabrá administrar unos fondos que vienen como agua de mayo a nuestra región. Fondos estos que ya venían anteriormente, pero gestionados desde Madrid. A partir de este año 2004 se tomarán decisiones en materia de empleo internamente, sin que nos marquen directrices desde fuera de Andalucía.

Se crea el Servicio Andaluz de Empleo con esperanza e ilusión de que cumpla con su verdadera función a través de las respectivas Direcciones Generales de Fomento del Empleo, Intermediación y Formación Profesional Ocupacional.

Esperemos que pronto se pongan en marcha desde la Junta de Andalucía programas mixtos de formación y empleo tan exitosos, bien organizados y tan nuestros como han sido las Escuelas Taller y los Talleres de Empleo. Recordemos que el ‘producto’ Escuela Taller es netamente español, apareciendo en el año 1985 a idea del señor Peridis y puesto en marcha por el gobierno socialista de la época. Un producto político que ha sabido perdurar en el tiempo e incluso exportarse a otros países europeos con bastante éxito. Puede que adquieran a partir de ahora otros nombres u otras formas de gestión, pero sobre todo deben evolucionar, con la misma filosofía y vocación con que nacieron, la formación y el empleo, y en definitiva el desarrollo autonómico y bienestar social que todos deseamos.

josevalero@economistas.org