La profesora de la Universidad de Huelva Rosa León desarrolla un proyecto de investigación que busca optimizar la manipulación genética de distintas especies de microalgas. Este trabajo pretende alternar los genes que codifican las proteínas, encargados de catalizar cada uno de los pasos de la ruta de síntesis de los carotenoides, que son unos pigmentos orgánicos presentes en plantas y otros organismos fotosintéticos como las algas.

El más conocido de los caroteniodes es el betacaroteno, presente en las zanahorias y en muchos vegetales de color naranja. Sin embargo, hay otros tipos muy importantes, como es el caso de la astasantina, responsable, entre otras cosas, del rosado de los salmones, de los flamencos y de numerosos crustáceos.

'Ahora que se está impulsando la acuicultura, el cultivo del salmón en cautividad, por ejemplo, puede presentar problemas como que la carne del pez sea blanca, perdiendo su atractivo comercial, por lo que es necesario aportar astasantina, ya sea de forma sintética o mediante algas', afirma la investigadora. Sin embargo, no todas estas propiedades quedan en los peces, por ejemplo, los carotenoides son muy utilizados en la industria dietética.

La investigación pretende alcanzar un doble objetivo. El primero, y más práctico, es la obtención de microalgas mejores, con más productividad o que generen carotenoides nuevos. El segundo, estudiar la ruta del metabolismo secundario con el fin de profundizar científicamente en su conocimiento.

Para cumplir con estos fines, la investigadora de la Onubense trabaja en la inhibición de uno de los primeros genes de la ruta, consiguiendo con ello transformantes que no tienen carotenoide.

A través de esta técnica, los científicos pueden comparar el comportamiento de los transformantes sin estos pigmentos orgánicos con los que sí lo tienen, de forma que se pueda ver hasta qué punto son necesarios para el mecanismo de defensa del alga, si está sometida a alta irradiación o a diversas condiciones de estrés.

Por otro lado, y partiendo de la base de la microalga Haematococcus pluvialis (principal fuente natural de astasantina), los expertos buscan trasladar un gen propio de esta alga de difícil crecimiento, para insertarlo en otra, la clamidomona.

Los especialistas pretenden trasladar la capacidad de producción de asatasantina a un alga de más fácil producción y crecimiento que, de manera natural, no tiene esta posibilidad.