Parafreseando el título de unas de las intervenciones que más ha dado que hablar en la Asamblea Anual del Foro de Davos, podemos hacer nuestra esta expresión y aplicarla a España. Este año que inciamos puede ser el del inicio de una nueva historia. La historia que comienza con unos indicadores macroeconómicos que muestran un claro cambio de tendencia. Son muchas las variables que se están tornando positivas y que están haciendo pensar que España está entrando en la senda del crecimiento.

Manuel Cardenete
Manuel Cardenete

Si atendemos al Panel de Previsiones de FUNCAS, la media de consenso de crecimiento de PIB está ya en el 0,9%. Siendo esto positivo, hay otras variables que están mostrando cambios fundamentales. El consumo privado va a pasar de un -2,5% para 2013 a un 0,6% para 2014. Y si queremos crecer, este dato se antoja como fundamental. No podemos crecer si este componente de la demanda agregada no se reactiva. Y se está notando su reactivación: la compra de automóviles no para de crecer, los grandes distribuidores alimentarios lo notan, el turismo nacional está creciendo e incluso el precio de la vivienda comienza a frenar su caída y en algunas zonas incluso comienza a crecer. Algo está cambiando.

Y a esto le va a ayudar la única variable que ha mostrado un comportamiento impecable en plena recesion: el sector exterior. Las exportaciones podrán incrementarse en 2014 hasta un 5,8% con respecto al año anterior, donde ya experimentó un crecimiento del 5,3%. Incluso las importanciones van a comenzar a crecer después de años anodinos. La razón es doble: comienza a haber consumo, no sólo interior, sino que también de productos exteriores.

Pero si hay una variable que me hace pensar que algo está cambiando es la Formación Bruta de Capital Fijo en maquinaria y bienes de equipo. La previsión nos muestra un crecimiento del 3,6%. Y esto no quiere sino decir que las empresas están comenzando a “armarse” para hacer frente a incrementos de producción. Y esta decisión no es ni gratuita ni realizada al azar. Si una empresa comienza a comprar maquinaria es porque sabe a ciencia cierta que necesita satisfacer una demanda a la que tiene que atender.

Pero si estos indicios del inicio de una nueva época parecen suficientes, la salida de la crisis quedará abortada si las reformas necesarias no se culminan en tiempo y forma. La lista es sabida: la reforma energética -y no me refiero sólo a la forma de definir el precio en el tramo minorista de consumo-; la reforma financiera    -que sigue sin cerrarse; la reforma de la Administración Pública -que ni ha empezado y ni se ha definido; la reforma fiscal -cuyos primeros pasos parece que son inminentes- y la reforma laboral -que sigue sin entrar en el fondo de la cuestión-.

Pero tenemos un problema del que casi no se habla ni se discute políticamente. Y es el cambio de la estructura económica española. Nos encontramos desde 2007 inmersos en una crisis que ha expulsado al desempleo a más de cuatro millones de trabajadores y que sitúan la tasa de paro en cifras realmente inaceptables y sonrojantes.

Y el problema es que mientras esta estructura económica no cambie, todo lo que he comentado anteriormente será absolutamente insuficiente. El mismo Panel de Previsiones, como media de consenso de los principales servicios de estudios españoles, presenta un incremento del empleo del 0%. Y como corolario, un dato de paro para la EPA del 25,6%. Es decir, casi el mismo con el que hemos terminado 2013.

O redefinimos los sectores productivos y nos centramos en los que nos puedan sacar de esta situación o nos vamos a parecer a otros países industrializados que han estado en una situación de crecimiento plano por más de dos décadas. Y ya llevamos casi una.

Manuel Alejandro Cardenete. Catedrático de Economía Aplicada. Director del Departamento de Economía Universidad Loyola Andalucía