El impacto de los últimos desarrollos tecnológicos en nuestras vidas, ya sea como profesionales o como individuos no es discutible: una nueva forma de trabajar pero también de relacionarse se ha establecido, y tanto empresas como personas deben verla como una gran oportunidad.

María Luisa García
María Luisa García

En primer lugar, ha fomentado en gran medida el emprendimiento, ya que los modelos de negocio tecnológicos suelen tener una serie de características que permiten, con inversiones limitadas y una buena propuesta de valor al cliente, alta recurrencia y escalabilidad. De hecho, no existe ningún otro sector donde se haya generado un caso como el de Nick D´Alosio, quien con diecisiete años vendió Summly, un agregador de noticias en entorno móvil a Yahoo, por una suma superior a los treinta millones de dólares.

Estas noticias nos hacen reflexionar también sobre cómo debe ser la formación ya a las nuevas generaciones. Una formación que incorpore el uso de dispositivos móviles y la interacción desde el comienzo, donde la transmisión de conocimiento juegue un papel secundario y cada vez sea más relevante el entrenamiento del alumno, el desarrollo de habilidades y el “learning by doing”, principios que EOI lleva incorporando a sus programas desde hace años.

Otra cuestión relevante es que la tecnología ha dejado de ser de los ingenieros y tecnólogos, todos la usamos y la necesitamos para sobrevivir en el mundo 2.0. Pero es más, cada vez más emprendedores sin una formación específica ingenieril, deciden emprender en este ámbito. Nuestra sociedad ya ha comprendido que la tecnología es una fantástica herramienta para desarrollarnos personal y profesionalmente.

En segundo lugar, la tecnología ha generado grandes oportunidades para las empresas. Se han abierto canales de relación con sus clientes que antes no existían, los clientes compran a través de dispositivos móviles a horas donde las tiendas físicas ya están cerradas, su escaparate es el mundo debido a Internet, se pueden eliminar intermediarios que no aportan valor y una recomendación en twitter puede disparar los ingresos sin un coste publicitario. Adicionalmente los sistemas de gestión empresarial (ERP, CRM,Business Intelligence) han mejorado de forma considerable sus prestaciones, permitiendo a las empresas incrementar la eficiencia de sus operaciones, mientras que la tecnología cloud las ha dotado de flexibilidad (BYOD), y muy especialmente a las pymes permitiéndoles acceder a tecnologías antes prohibitivas para ellas.

También es cierto que el desarrollo tecnológico ha traído una gran competitividad al eliminar distancias y canales, con ciclos de mercado que se acortan y obligan a las empresas a ser ágiles, rápidas en la comercialización de nuevos productos y sobre todo, a ser mucho más innovadoras: productos y servicios diferenciales que le aporten valor al cliente, satisfaciendo una necesidad consciente (o latente) y resolviendo directamente sus problemas.

En tercer lugar la tecnología se ha convertido en una herramienta más en su devenir vital para el ciudadano, permitiendo el “opengoverment” o gobierno abierto y transparente que muchas personas demandan, así como ser más eficiente en la gestión de sus necesidades diarias (compras, relaciones, etc…).

El mundo inmerso en tecnología actual es más dinámico y competitivo, pero también mucho más emocionante y lleno de oportunidades. Seguirá evolucionando de forma veloz, y las empresas e individuos que tengan éxito serán los que se adapten más rápidamente a los cambios tecnológicos y los utilicen en su beneficio.

María Luisa García, directora del Programa Innovaempresa EOI Escuela de Organización Industrial