El pasado mes de enero se dio a conocer la noticia de que el congreso de Estados Unidos había acordado incrementar el presupuesto de la NASA hasta los 17.800 millones de dólares. Este incremento, de poco más del 3% y que va a asociado a un plan para una mejor distribución de los recursos, está todavía lejos de acallar las voces que piden que el 1% del presupuesto federal de los Estados Unidos se destine a esta agencia, frente al 0.5% actual. Curiosamente, y como ejemplo de cómo el público puede estar muy alejado de la realidad, las conclusiones de una encuesta reciente revelaban que el americano medio piensa que el 20% del presupuesto federal se destina a la NASA. A pesar de sus limitaciones, este pequeño incremento asegura el desarrollo de misiones espaciales muy ambiciosas en los próximos diez años.
En primer lugar, Estados Unidos se encuentra actualmente en una posición de debilidad en cuanto a misiones tripuladas se refiere tras la cancelación del programa del transbordador espacial (conocido en inglés como Space Shuttle). En los últimos años, la dependencia en vehículos lanzadores rusos ha sido total para poder enviar suministros y personal a la Estación Espacial Internacional. Con la excepción del envío de materiales a través del vehículo Dragon de la empresa privada Space X, Estados Unidos carece actualmente de los medios para desarrollar este tipo de misiones. La próxima década verá la puesta en funcionamiento del Space Launch System y de la cápsula Orion en un proyecto conjunto de la NASA con la Agencia Espacial Europea. Este sistema de lanzamiento permitirá el reabastecimiento de la estación espacial y abre la puerta a misiones tripuladas a la Luna, Marte y al cinturón de asteroides. La puesta en marcha de este programa se antoja vital ya que Estados Unidos acaba de extender su apoyo a la Estación Espacial Internacional hasta el año 2024.
Aunque la llegada de misiones tripuladas a Marte se antoja difícil en la próxima década, se trabaja en nuevas misiones de exploración robótica. Mars 2020 es el sucesor del Mars Science Laboratory y, como su nombre indica, su lanzamiento está planeado para el año 2020. El desarrollo de la misión ya ha empezado y entre sus características más notables cabe destacar que por primera vez se plantea la posibilidad de recolectar muestras en Marte para ser enviadas de vuelta a la Tierra. La búsqueda de vida extraterreste tiene en su punto de mira un nuevo objetivo: Europa, una de las lunas de Júpiter. Aunque es improbable que alguna misión llegue a su superficie en la próxima década, ya se trabaja para que en un futuro esto sea factible. Dado que se la fisonomía de Europa consiste en un océano cubierto por una capa de hielo, se están desarrollando nuevas tecnologías que permitirían a un robot anclarse en la superficie helada, moverse sin deslizarse o derrapar, o incluso explorar precipicios como si de espeleología se tratara.
La misión más ambiciosa que nos espera en la próxima década es el Asteroid Retrieval Mission (Misión de Captura de Asteroide). Esta misión, proyectada para 2019, propone modificar la trayectoria de un asteroide con una especie de cesta y trasladarlo a una órbita más cercana a La Tierra. Esta primera parte de la misión es puramente robótica pero se plantea que entre 2021 y 2025, una misión tripulada pudiera llegar al asteroide en su nueva órbita cercana a La Tierra. El primer objetivo de la misión es demostrar que estamos en posesión de la tecnología necesaria para desviar la trayectoria de un asteroide que represente un peligro para la vida en nuestro planeta. El segundo objetivo es utilizar este asteroide como parada intermedia para futuras misiones tripuladas a Marte. Por ejemplo, se podrían utilizar los recursos naturales del asteroide para reabastecer sistemas propulsivos.
Aún con un presupuesto limitado, la próxima década promete ser apasionante en lo que a exploración espacial se refiere. No debemos olvidar que la tecnología desarrollada para cada misión supone avances que son exportados a muchos otros campos y que los descubrimientos científicos obtenidos nos están permitiendo tener una visión más completa de nuestro lugar en el universo. Sería una gran noticia que el dinero destinado a las agencias espaciales europea y americana aumentara, pero hasta que eso ocurra, debemos sentirnos satisfechos de que se intente extraer la mayor utilidad a cada dólar y euro invertido.
Alejandro López Ortega, doctor en Ingeniería Aeroespacial