Supongo que no digo nada nuevo si reafirmo por enésima vez que las personas son lo más importante, pero no sólo de la empresa, sino de todo el universo, excepto cuando su presencia choca con los intereses económicos. ¡Qué lastima! ¿No?

Por desgracia y en muchas corporaciones, el ser humano ha pasado a convertirse en una unidad de coste, de la misma forma que cuando más de 5 millones de personas nos embobamos dos horas en este ‘escaparate de la gilipollez’ denominado ‘televisión’, somos simplemente un índice del ‘share’ o cuota de pantalla, ya que si fuéramos personas, al menos nos tratarían como a tales.

No empiezo así para desanimar a todos los universitarios que quieran dedicarse a los Recursos Humanos (RR.HH.), más bien todo lo contrario; estoy invocando nuevas vocaciones mostrando la magnitud de la labor a realizar en los próximos años para que todos los trabajadores consigamos ser mejor tratados en el futuro.

Para mí, los RRHH son los auténticos y únicos agentes del cambio interno. Por eso las empresas que tienen un líder de los que creen que las personas trabajan mejor si son felices, se sienten reconocidos y piensan que una cultura de empresa puede ser una razón concluyente para implicarse en un proyecto, estos líderes sientan a su lado en los consejos de dirección a alguien de Recursos Humanos y además lo escuchan.

Para dedicarse a este área tan necesaria como poco entendida se requieren determinados conocimientos, muchas habilidades y una enorme vocación.

Un veterano director de Recursos Humanos de una empresa importante del país me decía lo siguiente: “hagas lo que hagas en RR.HH., si la empresa trabaja bien, funcionará, siempre, pero no pierdas de vista que cada persona es siempre un problema”.
Bueno, ahí están las respuestas y las preguntas; no es un trabajo fácil, porque a menudo la motivación, la evaluación diaria del trabajo e incluso la promoción sólo dependen del responsable de área en que trabaja la persona, por eso los vendedores acaba buscándolos el director comercial, y los administrativos el financiero, ya que trabajará todos los días con ellos.

Pero no hay que perder de vista que quien cuida por el clima laboral y evalúa objetivamente la idoneidad de puesto de trabajo con perfil, son los del área de personal.

Yo destacaría unas competencias básicas para trabajar en este campo: mujer u hombre es indistinto, formación preferible: Psicología, Derecho, Relaciones Laborales, Sociología, aunque puede ser otra licenciatura de base, además un postgrado o un máster sobre el tema, habilidades comunicativas, que te guste la gente, visión de conjunto, trabajo en equipo, sensibilidad, aptitud como monitor y mucha actitud.

El trabajo de Recursos Humanos debe proyectar a medio plazo, debe interpretarse dentro de la estrategia general de cada departamento sin interferir, debe aportar valor, debe conocer los puestos de trabajo, de forma que nunca sea un controlador sino un ‘facilitador’.

Por último, lo ideal es iniciarse en una empresa antes de acabar la especialización, aprender las funciones de cada puesto de trabajo, familiarizarse con las gestiones propias, nóminas, productividad y muy especialmente la formación específica.

Uno de los retos de las empresas en los próximos años será buscar en cada organización el auténtico conocimiento, el talento, aquellos valores que son los que paga el cliente final y que distinguen a cada empresa sobre sus competidoras.

Los responsables de RRHH pueden aportar un gran valor añadido si consiguen que la gente que trabaja, se sienta integrada motivada y dispuesta a compartir lo que sabe hacer con los demás.