Pero, ¿qué es el coaching?, o mejor ¿qué tiene el coaching que parece que a todos gusta? Si buscamos en el diccionario, nos encontraremos que la palabra ‘coaching' proviene del verbo ‘coach' en inglés, que traducido equivale a ‘entrenar'. Hasta ahí nada parece ser espectacular. En la jerga empresarial llamamos ‘coaching' al hecho de contar con un entrenador para conseguir un fin prefijado por nosotros (sería el equivalente al entrenador personal).

Dejarlo ahí, sin embargo, no sería muy acertado dado que, en efecto un proceso de coaching aporta relevantes beneficios a las personas que lo reciben y por ende a las empresas a las que pertenecen.

Aclaremos términos; entendemos por coaching el proceso por el cual una persona (coach) ayuda a otra (coachee) a conseguir unos objetivos fijados de antemano por éste. La misión de los coach es formular interrogantes, y favorecer el descubrimiento por parte del coachee de sus propios recursos, de sus autolimitaciones, de los posibles caminos a seguir, sin ejercer ningún juicio al respecto de las decisiones que se lleven a cabo.

Es por ello que la vinculación entre ambas partes es fundamental, ya que debe existir confianza mutua en todos los aspectos de este proceso, incluido el de terminar el proceso en el momento que el coachee decida. Es imprescindible la confidencialidad del contenido de las sesiones, y el calendario queda a libre decisión de las partes.

Habitualmente los objetivos suelen ser de tipo profesional, aunque cabe la posibilidad de otros más personales. Si nos centramos en los primeros , suelen aparecer algunos del tipo identificaciones de la persona con el rol profesional, otras por conflicto de roles, e incluso por motivos de desarrollo profesional futuro. Incluso en estos términos, a simple vista participar en un proceso de coaching puede percibirse como un lujo al alcance de unos pocos, e incluso hay quien piensa que es una frivolidad. Es importante que existan métodos que permitan identificar los progresos del coachee en el proceso de coaching. Esta ‘medición'de resultados incrementa la confianza en el proceso y favorece la consecución de los objetivos. No obstante, entendemos que si la finalidad de un proceso de coaching es ayudar a una persona a conseguir unos objetivos, no podíamos quedarnos sólo en el nivel directivo de la empresa, y hemos avanzado hacia una socialización de los procesos de coaching. Los diseños múltiples, y la combinación de sesiones presenciales y virtuales, así como una secuencia de actividades adaptada a cada empresa, nos permiten hacer llegar el coaching a todos los niveles, e incrementar los beneficios de esta práctica.

-‘Pero si es tan beneficioso, ¿por qué no hacerlo a todo el personal?'- La respuesta, aunque incompleta, puede sintetizarse en que cualquier mando o directivo debe asumir el rol de coach de sus empleados, como uno más dentro del abanico de roles que desempeña. Para ello es necesario un primer acercamiento en el que ambas partes puedan alinear sus objetivos. Lograr que los objetivos de los empleados estén en línea con los de la empresa es el primer factor clave del éxito del proceso de coaching.

‘Bien, pero cualquier persona puede ser un coach?' Estaríamos tentados a decir que cualquier persona con la suficiente capacidad de comunicación y empatía puede llegar a ser un coach, sin embargo eso no es del todo cierto. Como en cualquier otro rol, hay factores de personalidad que facilitan o dificultan el aprendizaje y la puesta en práctica de esta técnica. Para ello, disponemos de programas que ayudan a los mandos y directivos a identificar sus competencias y detectar las áreas de mejora para poder ejercerlo. Efectivamente, asumir un nuevo rol, en cualquier situación, implica un esfuerzo personal, y también una redimensión del rol profesional. Nuestros programas de Coaching para mandos y directivos se centran, fundamentalmente en este proceso de reestructuración del rol, a la vez que aporta herramientas para ejercer como coach dentro de la organización con las máximas garantías de éxito.

Como en otras tantas cosas de la vida, puede que, en algunos casos, finalmente, la mejor opción sea contratar un proceso de coaching externo.

Un proceso de coaching aporta bondad y beneficios y es por ello que nos esforzamos constantemente por hacerlo accesible al mayor número posible de empresas y personas.

La visión integral de la persona, la aceptación del otro, la amplitud de pensamiento, el acompañamiento en el descubrimiento, la accesibilidad y el rigor del planteamiento, hacen que las personas que han vivido un proceso de coaching con nosotros lo hayan vivido como ‘la experiencia más enriquecedora en toda mi vida profesional', ‘el impulso que necesitaba hacia mi futuro', o ‘descubrir mi enorme potencial'.

Todo ello nos da confianza para seguir trabajando en esta línea, y poner el coaching al alcance de todos.

anaherrero@montaner.com