Puede parecer muy poco habitual iniciar un artículo de temática empresarial con frases que no tengan una vinculación directa con la gestión, los objetivos, los procesos o similares. Sin embargo, los sentimientos están ahí e impulsan nuestras acciones y ayudan a configurar nuestras creencias. Mucho se ha hablado sobre el concepto de la inteligencia emocional, aunque se habla poco sobre los sentimientos. No es fácil hacerlo cuando lo que se espera de un directivo o líder son resultados. Es importante que consideremos que:
-La motivación, intrínseca o extrínseca, viene marcada por lo que sentimos acerca del resultado conseguido.
-El conocimiento de uno mismo es imprescindible en los directivos y líderes porque a través de ese conocimiento propio, y de los demás, pueden conseguirse grandes logros.
-Estar en forma es básico para que nuestra mente funcione con agilidad y discernimiento. Para ello, cuidemos de nosotros a nivel físico y mental.

Merece la pena detenerse en este punto y revisar lo que podemos aprender de los demás. Nuestro referente, Leonardo Da Vinci, nos ha hecho reflexionar con: “Todo conocimiento empieza en los sentimientos”. La libertad de decidir, de opinar, de sentir, es la que marca la actitud frente a nuestra actividad diaria. La motivación, bien sea intrínseca o extrínseca, viene en gran medida marcada por lo que sentimos acerca del resultado de hacer una u otra acción. Otra frase de Leonardo Da Vinci: “Es imposible amar algo ni odiar sin empezar por conocerlo”. Los líderes que quieren cambiar cosas se suelen preocupar más por lo que piensan de sí mismos, que de lo que el mundo opina de ellos. La imagen de nosotros se distorsiona con la complejidad de la vida cotidiana, se está más pendiente del ‘debería’ o ‘tendría que’ que de tener una visión clara de cómo somos en realidad. Es necesario que cada uno sea capaz de no mentirse a sí mismo; sólo de esta forma podremos llegar a tener un buen conocimiento de personal. Seamos mentalmente ágiles, busquemos respuestas certeras sabiendo que éstas sólo pueden provenir de un buen conocimiento de la situación que enfrentemos. Cuidemos nuestro cuerpo, éste refleja lo que nuestra mente determina; estar en forma es básico para que nuestra mente funcione con agilidad y discernimiento correcto, para ello cuidemos de nosotros a nivel físico y mental. Leonardo decía: “…ten la cabeza reposada y la mente alegre, huye de la deshonestidad y vigila la dieta”. Desde los sentimientos las claves para llegar a ser un buen líder según nos transmite el maestro Leonardo Da Vinci son:

-Estimular la curiosidad creativa: mantener la curiosidad inocente del niño; observar meticulosamente; buscar oportunidades para dejar que la imaginación vague; relacionar unas cosas con otras para darles forma; hacer preguntas ingenuas.
-Profundizar en los temas: ir más allá de lo obvio; ser consciente de lo que percibimos a través de los sentidos; profundizar sin miedo, con la mente abierta, para saber más; experimentar antes de sacar conclusiones; la sabiduría se consigue a base de experiencia.
-Atreverse a probar nuestras ideas: construir una buena teoría y después experimentar; asumir el riesgo de experimentar ignorando las críticas; pensar en el cliente cuando se pruebe; a pesar de no ser un ‘superexperto’, seguir adelante; asumir el riesgo de dirigirse a las emociones del cliente.
-Ser tolerante con la ambigüedad: familiarizarse con la ambigüedad; observar las distintas formas que adopta cada situación; ser tolerante con respecto a la ambigüedad;
combinar los extremos; contemplar y quedarse con la sonrisa de la Gioconda.
-Tener objetivos claros en función de la situación: tener claros los objetivos; escuchar las ideas de los demás; pedir consejo a quien pueda dártelo; aceptar críticas, pero manteniendo tu propia personalidad; corregirse inmediatamente si te desvías de los objetivos.
-Estar siempre preparado para actuar: lo que se hace es el resultado del pensamiento; cuando se toma una decisión, no se duda: ¡se hace!; ser práctico en la acción; acción, acción, y acción; explotar el éxito de las acciones.
-Tener/buscar una perspectiva distinta: simplicidad; innovación mediante un disparador; alejarse de lo inmediato; ‘variaciones’ de la norma; desarrollar la “vista de pájaro”.
-Fuerza interior para proyectar hacia fuera: tener un GPP (Gran Proyecto Personal/Profesional); superar las dificultades; afrontar los grandes retos con serenidad; belleza de espíritu; ser consciente de las emociones.
-Con pocos recursos, hacer grandes cosas: llevar un diario personal; conocer las fuentes de poder; presentar soluciones gráficas; crear relaciones; capacidad de persuasión.
-Aportación al mundo vinculado a la fuerza interior: actuar apasionadamente con la auténtica vocación; expresar lo que se lleva dentro; trascender los propios límites; hacer algo grande y persistir hasta conseguirlo; decir si se ha conseguido algo.
-Conocerse a uno mismo: conocerse a uno mismo; ser realista con respecto a uno mismo; desarrollar la agilidad mental; estar en forma; aprender a relajarse.
-Aprender constantemente, siempre: aprender a cambiar; aprovechar cualquier ocasión para aprender; autoformarse; obsesión por adquirir conocimientos.

Estos principios pueden ser útiles. Se trata de establecer las propias prioridades en función del gran proyecto personal, elegir las claves e iniciar el camino que, sin duda, será una aventura. Sólo es necesario escuchar los sentimientos y ser honestos con uno mismo.

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