Así reza la letra de una popular canción que suena en las bodas, bautizos, comuniones, ferias o verbenas que se precien. Si el mes pasado nos preguntábamos en esta ventana de Agenda de la Empresa si nos estabamos recuperando, este mes nos encontramos poniendo este tema en duda.
Si por un lado teníamos la presentación de resultados optimistas para 2014 y 2015 de la práctica totalidad de los centros de prevision nacionales e internacionales, incluidos los del propio Gobierno, dos actores importantes en el plano económico, nos avisaban que la salida de la crisis no estaba garantizada al 100%. Me refiero a la Sra. Lagarde – directora del FMI- y al inversor Soros. Cuando alguien te afea la cara cuando quieres agradar, molesta. Pero no se equivocan.
En cuanto ha habido algún resquicio de debilidad, la Bolsa se aleja de los 11.000 en su índice IBEX, la prima de riesgo titubea y todos nos ponemos nerviosos. Y si faltaba alguien para aguarnos la fiesta, salen los datos de empleabilidad. Y no son precisamente para tirar las campanas al vuelo.
Desde el año 2003, previo a la crisis, no se registraba un número tan bajo de nóminas en España. Según los datos de la última EPA, en marzo no llegábamos a 14 millones de asalariados – sólo 13.925.500-, casi 3,2 millones menos que al inicio de la crisis. De ellos, 10,4 millones tenían empleo indefinido. De estos empleos indefinidos casi tres millones eran empleados públicos. Y de los asalariados de las empresas privadas, casi 2,7 millones tenían contrato temporal.
Con estos números es imposible sostener una salida de la crisis, ni converger con Europa, ni recuperar la renta media per capita -que ya empieza a estar peligrosamente bajando de los 18.000€ por habitante-, ni cumplimos objetivo de deficit público…
El Partido Popular acusó al Gobierno del presidente Zapatero en la previa de las segundas elecciones ganadas por éste, que no estaba viendo la crisis y que miraba hacia otro lado. Por culpa de esto, nuestra entrada en la misma fue en barrena. Si ahora es el propio Partido Popular y su Gobierno, el que no quiere ver la realidad y que, aunque la recesión se está dejando atrás, no garantiza esto que la salida de la crisis se dé por la puerta principal, sino por la gatera. Mal vamos.
El FMI está pidiendo a Alemania que lidere esta salida, pero tenemos que hacer nuestros propios deberes y esto se traduce en seguir con el Plan de Reformas incompletas y algunas ni inciadas y con un replantamiento expansivo de la fiscalidad en España. No se puede intentar garantizar el cumplimiento del deficit público sólo con mayor volumen de ingresos y no con un mayor control del gasto.
Y no descubro nada nuevo si planteo que la imposición indirecta está ya situada a niveles imposible de asumir por las familias españolas –el IVA no tiene más margen de subida en el corto plazo- y que la imposición directa está fuera de órbita con tipos marginales que empujan a no declarar los ingresos. Precisamente esta semana los Asociación de Técnicos de Hacienda, cifran ya la economía sumergida en España en más del 24,6%.
A ver si al menos damos dos pasitos para adelante y sólo uno para atrás.
Manuel Alejandro Cardenete, Catedrático de Economía Director del Departamento de Economía Universidad Loyola Andalucía