Manuel Alejandro Cardenete
Manuel Alejandro Cardenete

Somos muchos los que defendemos al flamante Gobernador del Banco Central Europeo, al Sr. Mario Draghi. Su entrada en la dirección del BCE fue un soplo de aire fresco y renovado, muy lejos de sus tristes -en todos los sentidos antecesores. Desde el principio ha marcado un estilo propio y muy personal. Y enamora a los mercados con sus intervenciones.

Todos recordamos aún aquella memorable intervención pública, en medio de la vorágine de rescates -bancarios y de los de verdad- cuando dijo que “el BCE haría lo que hubiera que hacer para mantener a la zona euro a flote”. Fue el bálsamo de fieragrás. Aladino tocó la lámpara maravillosa que otorga ser el Gobernador de uno de los mayores bancos centrales del mundo y ese mundo se postró a sus pies. Hubo un antes y un después con esa intervención.

Pues bien. Hemos vuelto a asistir a un nuevo capítulo de la estrella más mediática de los mercados financieros. Ríete de Ronaldo y cuando abre su boca. Las palabras de Draghi del pasado primer jueves del mes de junio han hecho saltar por los aires a los mercados. La prima de riesgo en mínimos. En España cae dicho indicador por debajo de los 125. La deuda pública emitida por España, Italia y Portugal se coloca a precios mínimos. El bono español a 10 años se paga al 2,75%. Pero es que la Bolsa está también imparable, llegando en el caso del IBEX español a los 12.000 puntos. Y además las empresas que exportan a áreas donde se usa el dólar son las que más se están beneficiando de este soplo de aire.

La nueva barra libre del BCE está impulsando tanto a la empresa productiva como al sector financiero. Y no es sólo porque el tipo de interés se haya bajado al 0,15%, que no deja de ser una señal, sino porque se ha puesto a disposición del sector financiero más dinero pero esta vez con condiciones: una, que fluya de verdad al sector productivo, sobre todo a la pyme. Y dos, porque el dinero que se quede inmovilizado en los balances de la banca, tendrá una comisión. Es decir, que el dinero, “o se mueve, o se mueve”. Y esto ha sido acogido con los brazos abiertos. Y el Sr. Draghi ha conseguido lo que ya parecía casi imposible con un tipo de interés de referencia del 0,25%.

Pero hay un problema. Se le acaba el número de deseos que va a poder solicitar. No le queda mucho margen en su lámpara maravillosa. Y es que la definición del propio Banco Central Europeo no le permite más recorrido.

Soy de los de la opinion de que el BCE tiene que ser redefinido. Como tantas cosas en la Unión Europea. Las instituciones europeas no se están mostrando ágiles en esta crisis. Y el BCE debería aprender de la Reserva Federal Americana y ayudar a la economía en su salida de la recesión. Si hay que cambiar las normas. Pues que se cambien. No hay definitivo en la vida. Salvo la muerte. Y en política todo es posible. Porque si no se toma este asunto del BCE y su definición como algo prioritario, al Sr. Draghi se le acabará su magia y ya no será posible frotar una vez más su lámpara maravillosa. Después que no digan que los economistas no avisamos.

Manuel Alejandro Cardenete

Catedrático de Economía

Director del Departamento de Economía Universidad Loyola Andalucía