Al propio tiempo que se ha ido desarrollando la economía, se ha ido desarrollando la importancia que en ella tiene el transporte. Esto se hizo evidente en las consecuencias que tiene una huelga, aunque sea parcial, de los transportistas. Al poco tiempo, la actividad económica, se paraliza. Para satisfacer las necesidades del transporte de mercancías, se han aumentado las capacidades individuales de las unidades de transporte. Eso ha contribuido a conseguir una mayor eficiencia y productividad en la actividad. El transporte de pasajeros, utiliza autobuses y vehículos personales. Es en éste último caso, en el que la solución dada, desde mi punto de vista, es totalmente objetable. Objetable porque en las ciudades las necesidades de transporte deben de ser resueltas con un abundante y buen transporte público y no en base al automóvil individual que crea atascos, considerables pérdidas de tiempo y contaminación.

La venta de vehículos personales se ha estimulado por fabricantes y por bancos. Ha sido un muy buen negocio. Se ha favorecido la demanda individual contra la demanda de vehículos colectivos. No se ha dado una solución eficiente y ecológica a la necesidad de transporte de las personas. Por eso, en un futuro bastante inmediato, habrá que replantearse cómo resolver este problema. Problema que es global.