En este artículo me gustaría comentar algunos aspectos que van más allá de la mejora de productividad (a la que doy por conocida). En primer lugar me gustaría exponer la importancia de conseguirla (y fundamentalmente en el sector industrial), para después comentar brevemente cómo hacerlo. Normalmente existen tres tipos de empresas o sectores, esto es: Empresas Industriales de producto final (que generan los productos de consumo); Empresas Comerciales (que distribuyen o venden a consumidor final); y Empresas de Servicios y Proveedoras de las anteriores (que prestan servicios y suministran materia prima y componentes a empresas industriales y comerciales). ¿Cuál de los tres tipos de empresa sostiene la economía de un país?
Para empezar, se sabe a través del análisis de los diferentes sectores a nivel macroeconómico que, en los países desarrollados, el sector servicios es el de mayor volumen (como ocurre en España), con gran diferencia sobre los demás en número de empresas y población activa trabajando en él. Esto nos puede llevar inicialmente a pensar que las empresas de servicios son las que sostienen la economía. Por otro lado, los países desarrollados suelen llamarse también “industrializados” y, si nos fijamos bien en número de trabajadores por empresa, podremos observar que una empresa pequeña/mediana industrial emplea a mucha más gente que una empresa pequeña/mediana de servicios, lo cual puede llevarnos intuitivamente a pensar que las empresas industriales pueden estar relacionadas con un mayor empleo, aunque sí es verdad que el sector industrial es mucho más pequeño en número de empresas. Por otra parte, las empresas comerciales son las que existen siempre que haya consumidores y son las típicas a las que vamos a comprar: las tiendas de barrio, los centros comerciales, los bares y restaurantes, etc., siendo en general un grupo muy elevado aunque con pocos empleados por empresa. Los tres tipos de empresas coexisten en el mismo entorno, aunque a priori no nos atreveríamos a decir cuáles son las que sostienen la economía. Realicemos por tanto el análisis inverso por reducción al absurdo. Supongamos que comienzan a desaparecer las empresas industriales, que es lo que está pasando en España (como ejemplo es suficiente ir a cualquier tienda de electrodomésticos, electrónica o concesionario de automóvil para darnos cuenta de que es prácticamente imposible encontrar un producto “made in Spain”). ¿Qué efecto provoca este hecho?
Cuando caen las empresas industriales de producto final (incluyendo la construcción), cae el empleo de las mismas que, recordemos, es muy elevado por empresa. Al mismo tiempo, y directamente vinculadas a las empresas industriales, caen las empresas de servicios de las industriales (como transportes, consultoría, asesoría, etc.), así como las empresas proveedoras de estas industriales, cayendo el empleo de servicios y empresas proveedoras, que también es muy elevado (como ejemplo de orden de magnitud: una fábrica de automóviles genera en proveedores y empresas de servicios del orden de 4 veces el número de empleos que genera el fabricante del producto final). Esto nos lleva a la quiebra y cierre de gran número de estas empresas, y al incremento drástico del desempleo.
¿Qué ocurre a continuación? Se produce el efecto dominó siguiente: la caída drástica del empleo de las empresas industriales, de sus servicios y de las empresas proveedoras nos lleva a una caída del consumo, que afecta directamente a las empresas comerciales, reduciendo ventas en todas ellas y llevando a un porcentaje de las mismas al cierre, generando más desempleo rápidamente. En ese momento, todas las empresas de servicios y las empresas proveedoras de las comerciales comienzan a verse afectadas (seguridad, limpieza, asesorías, etc.), generando más desempleo todavía. Todo este nuevo desempleo vuelve a afectar al consumo, afectando a las empresas comerciales otra vez, a sus servicios y a las empresas proveedoras.
Conclusión: la sostenibilidad de la economía de cualquier país está vinculada directamente al desarrollo y sostenibilidad de sus sectores industriales. Aunque son ideas que pueden ser matizadas en algún término, para apoyar todo este razonamiento, podemos afirmar algunas “simples verdades”:
1. El estándar de vida de un país, está directamente relacionado con su productividad.
2. La Productividad de un país está directamente relacionado con su base industrial.
3. No hay países de “clase mundial” no industrializados. Esto, unido al aumento de la competitividad como consecuencia del fenómeno de Globalización, nos hace concluir que la única forma de aumentar nuestro desarrollo es a través de una mejora de productividad de las empresas del sector industrial.
Llegado a este punto, debemos plantearnos cómo conseguirla. Mi experiencia personal, y “bajando” a las empresas que componen nuestro tejido productivo, una forma inequívoca (y única) de llevarlo a cabo es a través de las herramientas de Lean Manufacturing. Lean Manufacturing es una estrategia de excelencia empresarial que se orienta en entender que una empresa que tiene un mejor producto vende más y mejor. Las características de competitividad que definen que un producto es mejor, son entre otras:
• Precio, que afecta al coste.
• Calidad, entendida tanto en producto como en servicio.
• Plazo de entrega.
• Capacidad, que afecta a poder dar servicio en momentos puntuales de mayor demanda
• Flexibilidad, que define la capacidad de disponer de variedad de producto.
Al contrario que en los modelos tradicionales de gestión en los que, cuando se mejoraba una o varias de estas características del producto, no había más remedio que empeorar otras (como ejemplo, todos sabemos que cuando un producto tiene más calidad, su coste suele ser también mayor y viceversa).
Las herramientas Lean sobrepasan los conceptos generales de metodologías a aplicar. Aunque también lo son, se trata de un concepto más filosófico de gestión completa de la empresa, aplicable a cualquier tipo de sector (industriales, comerciales o de servicios). Tanto la empresa como los trabajadores deben trabajar juntos y coordinados para conseguir continuamente un producto mejor, del cual salen todos los ingresos de la empresa, y todo esto buscando siempre mejora de productividad y mínima inversión. Éste y otros aspectos son objeto de los módulos de Gestión de Operaciones en los Master Executive MBA y MBA Full Time de EOI-Escuela de Negocios en su campus de Sevilla.
Emilio-Álvaro Gómez García, Socio Director de IMP Consultores. Profesor Titular Gestión Operaciones EOI – Escuela de Organización Industrial