Este verano hemos tenido una lectura obligada para muchos economistas. Yo personalmente me resistía a tener que leerme la 402 páginas de su versión en inglés -452 si contamos sus notas a pie de página-. Las críticas previas que había leído me posicionaban, de partida, muy alejado de él. Pero vayamos por parte. Thomas Piketty, para quien a estas alturas no lo conozca, es un economista francés. Hasta la publicación de su ya best-seller ‘Capital en el Siglo XXI’, prácticamente un desconocido para el público en general. Si analizamos su currículum en la base de datos internacional de economistas, IDEAS-REPEC, cuenta con 34 documentos de trabajo, 31 artículos científicos, un capítulo de libro y 5 libros (como referencia, yo mismo estando en el top 16% de Europa, poseo 37 documentos de trabajo, 41 artículos científicos y 10 libros). Por lo tanto, en principio, la aparición de su libro ha sido un salto cualitatitivo y cuantitativo en cuanto a su popularidad.
Profundicemos en su libro. A lo largo de la breve historia de la ciencia económica, ha habido algunos libros que han marcado un antes y un después. Dentro de este listado, podemos hablar de los dos más importantes, ‘Ensayo sobre la Riqueza de las Naciones’, de Adam Smith, a finales del siglo XVIII, y que marcó el inicio de la economía como ciencia, y ‘La Teoría General’ de J.M. Keynes, de mediados del siglo XX, y que marcó la separación entre la macroeconomía y la microeconomía. Piketty, con el título de su libro, presenta toda una declaración de intenciones. Ha querido sentar una base para una reinterpretación y refundación del propio capitalismo.
Su libro sigue un planteamiento ortodoxo en la forma de intentar demostrar su tesis sobre el fin del capitalismo. Utiliza métodos econométricos a partir de series de declaraciones de renta y patrimonio durante los siglos XIX y XX -aunque él mismo denosta en las conclusiones de su libro el uso y abuso de las matemáticas en la ciencia económica-. Piketty considera que el tema de la desigualdad debería haberse situado hace ya tiempo en el centro del análisis económico y para ello intenta demostrar cómo la acumulación de riqueza entre los más ricos se está produciendo de forma exponencial y nuestro mundo se está pareciendo más al del siglo XIX que al que logramos en la segunda parte del XX.
Si uno analiza realmente su aportación, hay que decir que no es nada nuevo bajo el sol. Premios Nobel como Amartya Sen, Paul Krugman o hasta el propio Joseph Stiglitz, han defendido la necesidad de integrar en la modelización económica el welfare o bienestar, incluyendo también la distribución de la renta y las desigualdades. Si a esto se le une, el artículo del Financial Times, que publicó un informe cuestionando la validez de las simulaciones en varios de sus capítulos, el libro y su influencia se nos cae cual castillo de naipes. Pero podemos considerar su grandes conclusiones y que sí creo que pueden ser tenidas en cuenta, independientemente del engolamiento que el propio Piketty ha querido introducir en su obra: impulsar un esfuerzo global para perseguir la evasión fiscal; reforzar la fiscalidad de las herencias y aumentar la progresividad de los impuestos, sobre todo sobre las grandes fortunas. Pero al fin y al cabo, como ya decía, nada nuevo bajo el sol y sigo sin entender su trending topic.
Manuel Alejandro Cardenete. Catedrático de Economía Director del Departamento de Economía Universidad Loyola Andalucía