En primer lugar quiero iniciar estas líneas recordando un pensamiento de Alex Rovira: "Hoy lo normal es existir, pero eso no tiene nada que ver con vivir consciente y responsablemente".

Sugiere el abandono del victimismo reactivo e inmaduro y empezar a comprometernos proactivamente con la realidad. Sugerencia que traslado a la situación económica de crisis que soportamos en la actualidad.

Es habitual en Andalucía, recurrir y reclamar en dos direcciones de todos muy conocidas, la primera hacia la Administración y la segunda hacia el empleo, ambas, juntas o por separado, no aportan rentabilidad ni futuro a las empresas salvo "remedios caseros" a corto plazo que nos mantienen a la cola de las regiones españolas.

Estudios realizados por la prestigiosa Universidad de Harvard, señalan que las principales causas por las que entra en pérdidas una empresa son internas en un 87% de los casos y sólo un 13% son externas, de las que un 4% son motivadas por la crisis económica.

Debemos hacer de las amenazas una oportunidad, lo que implica efectuar cambios en la estrategia de la empresa y más aún, en un mundo empresarial como el andaluz dominado por la  microempresa, en el que brilla por su ausencia.

Michael Porter, reconocido gurú del management, nos volvía a repetir hace unas semanas en Madrid que: "Intentar ser el mejor es el mayor error que se puede cometer".

Sin embargo la necesidad de tener una estrategia es en la actualidad casi una cuestión de supervivencia, dada la competencia existente, convirtiéndose en un verdadero reto fijar una estrategia que sea sostenible, es decir, intentar ser único, singular, más que el mejor o mayor.

En definitiva, tenemos que definir como ofrecer "algo" que los demás no puedan hacer, sin alejarnos de nuestra realidad empresarial en cuanto a los recursos disponibles de todo tipo y siendo eficaces, para alcanzar un nivel aceptable de rentabilidad. Esto es independiente del tamaño de la empresa.

Asimismo, debemos transmitir una imagen de empresa transparente, ética y disponer de una marca atractiva que conecte con el mercado y genere lealtad.

Llegados a este punto, voy a mencionar algunas "recetas estratégicas" que como es bien sabido, dependen fundamentalmente del cocinero, el estado de los ingredientes y la cocina. 

En primer lugar, Michael Porter define una estrategia de éxito como aquella que permite ser el primero en ofrecer algo diferente y no entrar nunca en una guerra de precios.

En una situación de crisis, la medida más rápida es reducir plantilla, aunque no la más recomendable, lo más eficiente es invertir en tecnología y no efectuar recortes de ningún tipo sin antes no haber evaluado su impacto en la cuenta de resultados y por supuesto, no reducir los motores que impulsan el negocio de la empresa.

En el sector inmobiliario, una de las opciones que cada vez gana más peso es la que gira en torno a la especialización y la búsqueda de nichos de mercado rentables, junto a otra que se centra básicamente en la implantación del marketing y el conocimiento del cliente, en esta línea añadiría que si únicamente consiste en crear la función y no la participación en la estrategia general de la empresa, los resultados serán muy limitados.

Una receta más compleja se encamina a la realización de alianzas con otras empresas que permitan la optimización de recursos, efectuando la externalización de actividades no rentables y una gestión excelente del personal, promoviendo el talento, son los profesionales los que proporcionan la ventaja competitiva.

En este sentido, una multinacional muy conocida, añade: "En situaciones de crisis la empresa no debe poner en peligro ni la calidad, ni el servicio, ni la imagen, pues los clientes permanecen fieles.

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