La historia del movimiento obrero se sustenta en la capacidad de movilizar y negociar al mismo tiempo, de manera que, igual que estamos en la calle parando recortes y ataques a la ciudadanía, estamos en las mesas para negociar mejoras de derechos laborales y sociales e incidir en las políticas de los gobiernos para conseguir un reparto más justo y equitativo de la riqueza.

 

Siempre digo que, por lo general, el acuerdo es mejor que el conflicto para todas las partes implicadas y para el interés general de la ciudadanía, pero, lamentablemente, en el año que acabamos de dejar atrás, la balanza se ha inclinado del lado de las movilizaciones, ante la decisión del gobierno central de seguir imponiendo políticas que atacan a los más débiles y a la del Gobierno andaluz de seguir mirando para otro lado en vez de hacer una política diferente y de pelear porque sea tenida en cuenta en Madrid.

 

En 2014 hemos movilizado contra la reforma laboral, contra la privatización y los recortes sanitarios y educativos, contra la LOMCE, contra unos presupuestos continuistas y ruinosos, contra el cierre de empresas en nuestra Comunidad y, en general, en defensa de los derechos laborales y sociales, de la igualdad y de la ciudadanía.

 

Y es que frente al discurso triunfalista e ilusorio de los gobiernos que hablan de que España está saliendo de la crisis, la realidad de la ciudadanía de a pie es otra bien diferente. Es una realidad que habla de un 26% de la población en riesgo de pobreza, de congelación y no revalorización de las pensiones cuando más de 9 millones de familias dependen de ellas y son el sustento principal del 27% de los hogares españoles; es una realidad que indica que hay 6 millones de personas desempleadas en España, de las que un 1.400.000 residen en Andalucía, y donde más de la mitad ya no tiene ningún ingreso tras haber agotado sus prestaciones. Y es también la realidad de empresas que cierran como consecuencia de la caída de la capacidad de consumo de las personas, corroborada por una deflación interanual del -0,4%.

 

Francisco-Carbonero-CantadorEsa realidad es, sencillamente el reflejo de las políticas llevadas a cabo por el Gobierno central, y, sobre todo, de la reforma laboral, que ha precarizado el mercado de trabajo, sustituyendo el empleo estable y de calidad por otro estacional, temporal y vulnerable que se crea y se destruye a veces con solo horas de por medio.

 

La realidad de los sistemas públicos, garantes de la igualdad de oportunidades, también van en paralelo a la realidad de la que hablan los gobiernos. Más de 300.000 empleos perdidos, la supresión de la universalidad del derecho sanitario, la instauración del copago farmacéutico, el recorte en becas de 7,3 millones de euros, o más de 50.000 personas en lista de espera para acceder al sistema de dependencia, son solo algunos de los ejemplos que ha provocado la mala gestión del Gobierno.

 

Los presupuestos para 2015 podían haber sido una buena oportunidad para que los gobiernos virasen sus políticas hacia una realidad más cercana a la ciudadanía pero la austeridad y el cumplimiento del déficit se han antepuesto a las necesidades de las personas y en lugar de protegerlas y garantizarles una vida digna, las empobrece y arruina. El Gobierno andaluz, lejos de presentar una realidad diferente a la del Gobierno central en los presupuestos para Andalucía, ha seguido sus pasos e, instaurado en la docilidad, ha presentado unas partidas insuficientes para resolver el problema del desempleo, de las 880.000 personas desempleadas de larga duración, del 60% de jóvenes desempleados o de los 250.000 empleos a jornada completa que se han perdido en nuestra Comunidad.

 

Por eso nos movilizamos y le pedimos al Gobierno andaluz que fuese valiente y le echase coraje al Gobierno central, porque ser de izquierdas no puede ser una pose, sino un compromiso real con aquellos que más lo necesitan. Eso en CCOO lo tenemos claro y, por eso, siempre damos la cara.

 

Pero igual que damos la cara por la ciudadanía, damos la espalda a aquellos que rompen sus compromisos con ella, de ahí que hasta que no haya una propuesta real encima de la mesa y voluntad de cumplirla por parte del Gobierno andaluz, el diálogo social seguirá paralizado. Nuestra disposición y voluntad es manifiesta, pero el diálogo social no debe tener como objetivo titulares o portadas de prensa sino páginas llenas de contenido para que la mayoría ciudadana pueda salir de la dramática situación en la que se encuentra.

 

De hecho, este 2014 también ha sido un año de propuestas, y en nuestro afán de ser actores y no solo testigos de la realidad ciudadana, hemos puesto medidas sobre la mesa para mejorarla; las dos más importantes, un plan de empleo urgente para Andalucía, y una renta mínima de inclusión como derecho, porque las personas necesitan trabajar y porque, mientras ese empleo llega, necesitan tener cubiertas sus necesidades. Por eso, junto a más de una veintena de organizaciones sociales presentamos en noviembre en el Parlamento una Iniciativa Legislativa Popular en la que reivindicamos el cumplimiento del artículo 23 de nuestro Estatuto de Autonomía para convertir la prestación en un derecho subjetivo, universal y exigible a los gobiernos. En realidad esto tendría que haber partido de los gobiernos pero la ciudadanía necesita hechos y los necesita ya.

 

No ha sido el 2014 un año exento de dificultades para la acción sindical que ha sufrido una clara ofensiva por parte del Gobierno central que llevó a los sindicatos de clase a poner en marcha la campaña “huelga no es delito” en defensa de la libertad sindical y del derecho a la huelga. La interpretación y aplicación del artículo 315.3 del Código Penal, que sanciona el llamado delito de coacciones por promover una huelga, así como otros tipos penales que usualmente se vienen empleando para criminalizar la actividad sindical, como el delito de atentado, desobediencia, o desórdenes públicos, ha llevado a CCOO a denunciar el incumplimiento por parte del Gobierno de la Carta Social Europea, a mostrar las pertinentes quejas ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a llevar a cabo multitud de movilizaciones.

 

Pese a esta ofensiva y a otras situaciones en las que se ha podido ver inmersas el movimiento sindical, nuestra legitimidad en las empresas sigue siendo muy alta con un porcentaje muy superior al que hay en las elecciones políticas.

 

Los trabajadores y trabajadoras saben que CCOO lo conforman miles y miles de personas que cada día dan la cara en las empresas por sus compañeros y compañeras, que salen a las calles a exigir derechos e intentar que no se queden sin sus puestos de trabajo, que negocian, a veces durante horas y horas con la contraparte, mejoras salariales y laborales y que son su muro de contención y su paraguas ante posibles abusos empresariales. Y todo ello pese a los intentos de acabar con la negociación colectiva que al final solo consiguen generar competencia desleal entre las empresas y dificultar el día a día de la tarea sindical.

 

En este 2015 la lucha por el empleo de calidad, la protección social, la reactivación de la economía, la reorientación de nuestro modelo productivo, la garantía de los servicios públicos y la defensa de los derechos sociales y laborales, marcarán la realidad sindical de CCOO, pero ya avanzo que será un año en el que las realidades paralelas estarán condenadas a encontrarse del lado de la ciudadanía para que el binomio negociación-movilización no vuelva a inclinarse por la segunda opción. El bienestar de la ciudadanía y el futuro de España y Andalucía dependen de ello.

 

Francisco Carbonero Cantador

Secretario General de CC.OO-A

@carboneropaco