La Cámara de España ha echado a andar con un potente apoyo, tanto gubernamental como corporativo, abriendo una nueva etapa ilusionante. Tras años de vaivenes, marcado por la inseguridad jurídica, las Cámaras de Comercio cuentan ahora con un marco legal que las convierte en instrumentos de primer orden en el concierto económico global. La Ley de Cámaras Oficiales de Comercio, Industria, Servicios y Navegación, aprobada por una amplísima mayoría del Congreso de los Diputados, ha supuesto un hito histórico para unas instituciones que tienen como principal referente a las pequeñas y medianas  empresas, abocadas hoy a desenvolverse en escenarios donde la competitividad exige rentabilizar sinergias a través de la coordinación de estrategias privadas y públicas.

 

El testigo ha pasado a las comunidades autónomas, que teóricamente antes del 31 de enero de 2015 tienen que desarrollar el modelo normativo que regirá en este caso para Andalucía. Confiamos en que nuestra tutelante, la Consejería de Turismo y Comercio, sepa recoger nuestras reivindicaciones y demandas y proceder con el mismo entusiasmo y compromiso con el que  lo hacemos las instituciones camerales en pro del futuro de muchas pequeñas y medianas empresas y el despegue de nuestro tejido productivo. No ha sido fácil llegar al nuevo estatus en el que ahora se desenvuelven las Cámaras de Comercio. Durante los más de tres años de indefinición legislativa, las Cámaras han seguido prestando sus servicios en la más absoluta orfandad y precariedad, y en medio de grandes sacrificios y serias dificultades.  Para sobrevivir y seguir dando servicios, las Cámaras de Comercio han sufrido recortes drásticos con serias amenazas para su supervivencia.  Y esta   travesía del desierto ha puesto a algunas de nuestras instituciones contra las cuerdas. Sin embargo y pese a situaciones en muchos casos extremas, todas las Cámaras de Comercio andaluzas  siguen vivas. Pero ni es ni ha sido fácil. La Administración andaluza no ha mostrado la necesaria sensibilidad con nuestra situación manteniendo una deuda de más de cuatro millones de euros, que pesa como o una losa y pone a las Cámaras en serias dificultades. Pese a las intensas reclamaciones realizadas a fin de conseguir el pago de los retrasos que se nos adeudan, la situación sigue bloqueada. El denominador común de estas gestiones ha sido siempre la falta de respuesta o vagas promesas sobre cumplimientos que nunca se materializaban.

 

Antonio-Ponce-Las Cámaras de Comercio, pese a la difícil tesitura en la que las han colocado las circunstancias, han procurado en todo momento abordar con la mayor eficacia las necesidades de los empresarios andaluces, sobre todo los pequeños y medianos. Las Cámaras de Comercio miramos hoy el horizonte esperanzadas. Las mejoras incorporadas a la nueva Ley refuerzan las funciones públicas, administrativas y de servicios así como la transparencia de sus actuaciones como corporaciones de derecho público. Sus funciones institucionales se desarrollarán en colaboración con la Administración y estarán ligadas al Plan Cameral de Internacionalización y al Plan Cameral de Competitividad para las pymes.

 

Las Cámaras de Comercio, por su experiencia, servicios técnicos, homologación con instituciones similares en los países más desarrollados de nuestro entorno económico, y nivel de interlocución con las administraciones públicas ofrecen un soporte único para nuestras empresas. De no haber sido por este interés por seguir conquistando nuevos mercados, las consecuencias de la recesión hubieran sido mucho más graves aún para nuestro tejido empresarial.  La acción de las Cámaras de Comercio y su compromiso con un futuro de desarrollo económico y social, sin embargo, no se queda aquí. Así, la apuesta por la formación dual enciende también una luz en el problema del empleo juvenil. El nuevo horizonte que se abre, en el que han de coincidir la salida de una profunda crisis y la transformación de las condiciones objetivas que hasta ahora han caracterizado  la competencia internacional, obliga a nuestras instituciones camerales a conseguir altas cotas de eficacia en sus servicios. Y este es el reto que asumimos hoy, conscientes de que las Cámaras de Comercio, con más de un siglo de existencia, están llamadas a desempeñar funciones imprescindibles para que del progreso de nuestras empresas deriven mayores cotas de bienestar social.

 

Antonio Ponce Fernández

Presidente del Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio