La anglomanía parlante – que poco tiene que ver con el estudio y la difusión de una lengua indispensable en el ámbito internacional – produce extrañas 'criaturas' cuyos valedores se amparan en el tópico de su "contribución al enriquecimiento del lenguaje", soslayando así cualquier tipo de filtro que evitase su incorporación ipso facto al acervo de un 'neoespañol' algo espurio. Se sirven para ello de instrumentos con un gran poder de persuasión – prensa, radio, televisión – prestos a legitimar  cualquier palabro que, despreciando el sentido común y las normas lingüísticas al uso – lo cual, paradójicamente,  genera cierta simpatía -, se introduce en el habla cotidiana mediante la repetición machacona del intruso. La influencia que este proceder ejerce en gran número de lectores y oyentes nos recuerda la responsabilidad que debe asumir el periodismo en su función pedagógica.

La reciente puesta en funcionamiento del metro sevillano provocó algunas incidencias, como la relatada por un periódico local, que afirmaba que "debido a un fallo eléctrico, que paralizó la circulación normal de los trenes, hubo que recetear el sistema". Tal vez, el anglómano en cuestión, pensó en reset ("volver a montar o poner en marcha el sistema", aunque resetear carece de registro), pero de ahí a recetear…

Otra muestra de imitación compulsiva es el uso de 'no' con el significado de 'ausencia' o 'falta': "Las no victorias han llevado a la destitución del entrenador"; "El acusado explicó la no comparecencia en el juicio…"; "la no condena del atentado por parte de la ANV pone a esta formación vasca en una situación difícilmente explicable…"; "El perjudicado piensa recurrir la no admisión a trámite…"; "Debido a la amenaza de lluvia, la hermandad decidió la no salida de la procesión". El sentido común aconsejaría hablar de "ausencia de victorias", "incomparecencia", no haber sido admitida, "el hecho de no haber condenado el atentado", o, en el último ejemplo, "se decidió suspender la procesión". En cambio, sí se admite "política de no intervención", es decir, permanecer neutral en caso de conflicto.

El adelanto de la hora, por aquello de la economía, según dicen, da lugar a comentarios como este: "A quienes tienen una personalidad abigarrada ("de varios colores mal combinados") o depresiva les afecta más el cambio de hora". No podía faltar la jerga deportiva, con este ingenioso ejemplo: "Un afortunado gol sobre la bocina evita la derrota del Alicante ante el Gerona". Si las normas no han cambiado, la bocina se utiliza en baloncesto, con lo cual no puede hablarse de 'gol', sino de 'enceste". Las numerosas quejas de los abonados dieron pie a esta noticia: "Sevillana Endesa refacturará los consumos correspondientes al pasado año", ¿Habrá que recordar que el prefijo 're' no es automáticamente aplicable a cualquier repetición de una acción? En su lugar debemos recurrir a "volver a facturar" o "facturará nuevamente".

Los recientes nombramientos ministeriales fueron calificados por una popular cadena radiofónica como "un respaldarazo a la acción del gobierno". Nos hallamos aquí ante un "fenómeno de cruce o contaminación que da origen a una palabra por mezcla de dos que poseen sentido próximo" (Lázaro Carreter). En efecto, respaldo procede de respaldar – "proteger, guardar las espaldas" – , en tanto espaldarazo, en su sentido figurado, significa "admisión de alguno como igual en un grupo o profesión"; "reconocimiento de la competencia o habilidad suficientes a que ha llegado alguno en una profesión o actividad". Queda claro que el híbrido respaldarazo no está 'respaldado'.

Y, para concluir, volvamos al inglés. En un artículo publicado recientemente, el autor ironizaba acerca de las carencias del presidente del gobierno en materia de lenguas modernas – evidente laguna cultural que no le es exclusiva -, salpicando su razonamiento con frases y expresiones jocosas en inglés. Menos afortunada, en cambio, fue la apostilla final: "But this is another history", en la que se confunde history (systematic record of past events – la historia como disciplina que estudia y narra acontecimientos pasados), con story (an account of events which may or may not be true – cuento, fábula, historia), errores propios de un estudiante de bachillerato. Y es que, como suele ocurrir, el mejor escribiente suelta un borrón.