"Nada corrige mejor al individuo que la exposición de sus propios defectos" (Molière)

Cuando se aborda el tema de la incorrección gramatical en el lenguaje cotidiano, y por muy razonada que sea la argumentación empleada, surgen, en ocasiones,  voces airadas que tachan de "puristas" a ultranza, cuando no de "vejestorios" a quienes, en su opinión,  pretenden, poco menos, que un regreso a los tiempos de Cervantes, lo cual, bien pensado, sería infinitamente más formativo que oír tanto dislate y tanta verborrea huera e ininteligible como la que padecemos, día sí día no, a través de muchos medios de comunicación, tozudamente empeñados en menospreciar cuantas normas y preceptos puedan suponer -piensan ellos- una  ortopedia de la lengua que viene a limitar su, ya de por sí,  raquítica  capacidad de expresión. A pesar de todo, aunque  sea por mero  afán didáctico, propongo, hoy, un repaso a verbos y expresiones que, reiterados hasta la saciedad en su evidente deformación, corren el riesgo de convertirse en verdades inamovibles.

Tal es el caso de "la sentencia será  / ha sido recurrida", donde el empleo de la voz pasiva no es posible, ya que recurrir es verbo intransitivo. Dígase, pues, 'recurrir contra una sentencia' o 'presentar recurso o resolución contra una sentencia'. Otro ejemplo bastante común concierne a las  alabanzas -no siempre inmerecidas, al decir de Oscar Wilde- que suele recibir un homenajeado, de quien se dice que "ha contraído méritos evidentes", olvidando que contraer se aplica a vicios, enfermedades, deudas, obligaciones o matrimonio; dígase, pues,'hacer méritos'.

En los últimos tiempos, con motivo de tanto festival cinematográfico, se alude constantemente a nominar y nominación ("la actriz X ha sido nominada para el oscar"), ignorando que nominar es "dar nombre a una persona o cosa", por  lo que no debe emplearse en sustitución de designar, proponer, proclamar o seleccionar a alguien como candidato a un premio. Idéntica suerte parece correr  adolecer de, que no es sinónimo de carecer, pues significa "padecer una enfermedad, una dolencia, un defecto o un vicio", por lo que frases tales como "el local adolece de servicios higiénicos" o "el equipo adolece de fondo físico" constituyen un puro disparate, dado que no se adolece de cosas o cualidades positivas. En consecuencia, adolecer exige un complemento que exprese el defecto, la imperfección o la carencia : el equipo adoleció de falta de velocidad o de fondo físico; el local carece de servicios higiénicos.

Luego está la moda de los verbos en izar : culpabilizar por 'culpar', concretizar por 'concretar', priorizar por 'dar prioridad' (nos viene a la memoria aquella afirmación de un político sobre "nuestra primera prioridad "); objetivizar por 'objetivar'; optimizar por 'optimar', es decir, "buscar la mejor manera de realizar una actividad"; ilegitimizar por 'ilegitimar'; liderizar por 'liderar'; depauperizar por 'depauperar', neologismos innecesarios que traen a mi memoria el comentario de cierta ministra que, en referencia al lenguaje sexista, afirmaba que la Academia -que había rechazado determinadas propuestas en tal sentido- , "pretende invisibilizar a las mujeres", cuando  debería haber dicho excluir o hacer invisibles.

Algunos cronistas deportivos, tan proclives al neoespañol, se afanan en 'renovar' el idioma a base de asestarle continuos mandobles: "Fulano habilitó -en lugar del sencillo 'facilitó'- a Zetano el pase que supuso el gol del triunfo …"; "Los jugadores se sometieron a una serie de pruebas con el objetivo de (nada de con objeto de o cuyo objetivo era) testear -pariente próximo de chequear – su forma física", eliminando, por 'obsoletos', imagino, verificar o  comprobar; "el equipo cosechó su segunda derrota en casa", ignorando que 'cosechar' exige un complemento en plural (se cosechan éxitos o fracasos); "los jugadores saltan al piso", metáfora de difícil ejecución que nos traslada al mundo etéreo de la danza; si se está en vísperas de un choque decisivo o si el resultado de éste  ha sido de empate, suele decirse que "ambos equipos quedaron con las espadas en lo alto o en todo lo alto", términos clásicamente taurinos que describen la suerte de "clavar banderillas o estoque en todo lo alto", de lo cual se deduce que el cronista en cuestión  tal vez se refiriese a la expresión "estar con las espadas en alto", esto es, en actitud desafiante y presto a entrar en acción. Y, como punto final por hoy -no "punto y final"-, reproduzco una información  en la cual se aludía a las heridas sufridas por el piloto de una avioneta, afirmando que "no habían sido de demasiada envergadura".