VarufakisAlexis Tsipras vendió el referéndum como una estrategia de negociación: un no contundente reforzaría su posición para mejorar un acuerdo con los acreedores, mientras que el sí suponía capitular ante una medidas definidas por él como “humillantes”, avalando la dolorosa política que la izquierda denomina de “austeridad”. Mientras tanto el ministro  de Finanzas, Varufakis, que ya insinuó que podría marcharse tras el referéndum, ha dimitido, según él para facilitar un acuerdo inmediato con la UE. El Gobierno alemán ha dicho que “Grecia ha roto los últimos puentes”.  Tsipras, ayer muy optimista después del referéndum, decía: “Mañana reiniciaremos la negociación”. Lo cierto, es que la Banca griega podría necesitar otro rescate, y el Banco Central Griego se dispone hoy a pedir más dinero. El debate que se reabre es si Grecia debería ser expulsada del Euro. Alexis Tsipras lleva 6 meses desafiando a Europa y el No del Referéndum lo que le ha permitido, no son más opciones para negociar, sino más apoyo en Grecia para su persona y para su débil gobierno. En definitiva, gana Tsipras pero vuelven a perder los griegos. Para hacer frente de inmediato a la nueva situación, los jefes de Estado y de Gobierno de los países del euro celebrarán el próximo martes una cumbre extraordinaria. Ninguna certeza en el horizonte. Juncker mantendrá hoy lunes un encuentro telefónico con Tusk, con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y con el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, para hablar del tema. En esta conversación  no participará   la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, la otra representante de los acreedores de Grecia y el principal obstáculo, según Grecia, para que la negociación fructifique. Grecia está en suspensión de pagos y adeuda 320.000 millones a sus acreedores, por lo que urge una solución. El colapso bancario, la emisión de pagarés y un contagio en la zona euro, posibles escenarios.