La compañía de ingeniería industrial francesa prevé reducir el 16% del total del personal que tiene en el mundo, equivalente a 6.000 despidos. Un plan de re-estructuración que costará unos 830 millones de euros.
Una decisión motivada, según los ejecutivos de la empresa, por la caída del precio del crudo que provoca que sus clientes aplacen la ejecución de nuevos proyectos. El sector sufre una crisis dura y larga.