La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha advertido que el hambre persiste en toda Somalia y grandes cantidades de personas sufrirán una grave inseguridad alimentaria de aquí a diciembre, señalando que el número de somalíes que afrontan una crisis alimentaria ha aumentado 17%, a unas 855.000 personas, en los últimos seis meses.

La agencia de Naciones Unidas atribuyó la crisis a las decepcionantes cosechas de cereales, la sequía en las zonas de pastoreo, la interrupción del comercio en algunas áreas urbanas del sur debido a las actividades de los insurgentes y el continuo desplazamiento de la población.

“Los niveles de inseguridad alimentaria y desnutrición son críticos”, dijo el coordinador humanitario de la ONU para Somalia, Peter de Clerq. “Los actores humanitarios y los donantes han evitado que la situación sea aún peor, pero todos tenemos que hacer más”, añadió.

Sin embargo, la FAO advirtió que es probable que las condiciones empeoren con los fuertes aguaceros y las inundaciones que suelen ocurrir en la temporada lluviosa de octubre a diciembre, y que este año se verá afectada por el fenómeno del Niño, que provoca el calentamiento de las temperaturas del mar en el Pacífico.

Se calcula que unos 214.700 niños de menos de 5 años están severamente desnutridos. Sin embargo, se prevé que esta cifra pueda ascender a casi 344.000 antes de que termine el año.

Otro grupo especialmente vulnerable son los desplazados en el país, que constituyen el 68% de las personas clasificadas como en crisis y emergencia. Esto quiere decir que necesitan asistencia humanitaria urgente, incluyendo nutrición, para poder sobrevivir.

En 2011, Somalia sufrió una devastadora hambruna, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). Desde entonces, las cosas han mejorado pero las necesidades humanitarias siguen siendo enormes, fluctuando en unos 3 millones de personas.

“Debemos seguir invirtiendo para salvar vidas. No podemos permitirnos un revés en los importantes avances en los frentes humanitario y de desarrollo”, aseguró De Clerq. “Debemos abordar de manera simultánea las causas subyacentes de la difícil situación de Somalia y concentrarnos en soluciones duraderas que alivien el sufrimiento mientras mejoran la resistencia del país”.