La espera fue larga y costó más de dos meses que Andalucía pudiese tener un gobierno después del anuncio de elecciones autonómicas del 22 de marzo. El motivo de ese retraso ha sido el tacticismo electoral y los intereses partidistas de los partidos que, aún así, siguen enfrascados en una permanente campaña electoral que ya se ha vuelto crónica y se extenderá, casi con total seguridad, hasta las elecciones generales.

Francisco CarboneroConstituidos los ayuntamientos tras las municipales y tomado posesión el gobierno andaluz tras las autonómicas, todos se han apresurado a tomar medidas efectistas cuando lo realmente deseable es que centren su acción en adoptar medidas eficaces para potenciar el crecimiento económico y la creación de riqueza, de manera que haya un reparto equitativo de la misma.

Creación de empleo de calidad, recuperación, al menos, de los niveles anteriores de protección a las personas, y garantía de igualdad de oportunidades y reindustrialización andaluza han de ser ejes prioritarios en la política del Ejecutivo andaluz y desde CCOO vamos a liderar, precisamente, que todas esas cuestiones estén enmarcadas en una Agenda Económica y Social para el crecimiento y la igualdad, en la que se tienen que conjugar las políticas paliativas y de protección a las personas con las económicas y de crecimiento.

Hasta ahora, la predisposición del gobierno andaluz parece favorable a mantener espacios de diálogo con los agentes sociales y económicos, y en CCOO siempre estaremos dispuestos a buscar el acuerdo por el bien de los derechos e intereses de los trabajadores y trabajadoras andaluces.

Pero si algo tenemos claro es que, aunque esa negociación sea deseable antes que tarde, en CCOO no apoyaremos amplios acuerdos que se reflejen solo en fotos y no tengan efectos positivos para los trabajadores y trabajadoras.

Hay muchas personas que lo están pasando mal y la situación de lo que requiere es de mucha cocina y poco escaparate, de acuerdos tangibles y posibles que busquen el consenso sobre políticas concretas y evaluables y huyan del discurso grandilocuente. Es esencial que esos acuerdos se sustenten y aterricen en la eficacia de políticas muy concretas, donde el dinero público invertido tenga un retorno social.

Precisamente sobre este último punto juega un papel imprescindible el sector empresarial andaluz, que debe actuar con corresponsabilidad y traducir ese retorno en creación de empleo de calidad. España y, por ende, Andalucía, no pueden seguir liderando rankings de trabajo estacional forzado o con condiciones precarias que no garantizan a una familia cubrir sus necesidades más básicas o llegar a fin de mes. No nos cansaremos de repetir que el capital más importante de una empresa es su capital humano y que éste, no puede seguir soportando por más tiempo y de manera unilateral los efectos de la crisis y de las reformas del gobierno auspiciadas por la derecha europea. Realmente es un sinsentido que los mismos organismos que alertan sobre la situación de desigualdad o de aumento de la brecha salarial en España sean quienes aboguen acto seguido por seguir haciendo reformas estructurales que vuelven a cebarse con las personas más desfavorecidas.

Claro que España y Andalucía necesitan de reformas estructurales pero, ciñéndonos al caso de nuestra tierra, éstas tienen que partir de un cambio en el modelo de financiación autonómica más justo y que garantice la suficiencia de las políticas públicas.

Estamos convencidos de que sin un cambio en el tope de déficit y en los mecanismos de financiación, no será posible elaborar políticas que, de verdad y de forma solvente, resuelvan con cierta urgencia la necesidad más imperiosa que tiene el pueblo andaluz, que no es otra que el trabajo y que éste tenga la suficiente calidad y derechos para poder vivir dignamente.

Decía antes que la predisposición del gobierno parece buena pero sigue sin ser todo lo beligerante que debería teniendo en cuenta la beligerancia que está teniendo el gobierno central con nuestra tierra.

Es verdad que se han tomado ya algunas medidas como la prohibición del copago sanitario en Andalucía, pero esa rapidez tiene que hacerse extensiva a las cuestiones relacionadas directamente con el desempleo a través de la puesta en marcha de un plan de choque más eficaz que el que se ha venido desarrollando hasta el momento, y que cuente con la implicación de todas las administraciones.

Y si la creación de empleo es prioritaria, las políticas sociales no lo son menos, porque con una tasa de paro superior al 30% y casi medio millón de hogares con todos sus miembros en paro, la Ley de Renta Básica de cuestión prioritaria ha pasado a ser cuestión de supervivencia. De ahí que resulte totalmente incomprensible la actitud mostrada por el gobierno andaluz de rechazo a una ILP respaldada por más de una veintena de organizaciones, entre ellas CCOO. Para ser un gobierno que se supone de izquierda y progresista ha demostrado poca sensibilidad al despreciar tan alegremente la opinión de miles de personas y obviar el escaño 110 del que tanto ha presumido, por lo que parece que ese nuevo tiempo del que hablaban no va a ser tan bueno para la mayoría andaluza si siguen en esa línea. En cualquier caso, desde CCOO no cejaremos en nuestro empeño y seguiremos insistiendo en la idea, porque es una necesidad, de que las personas puedan demandar a las administraciones el derecho subjetivo de poder vivir con cierta dignidad.

El mercado empresarial de nuestra tierra es otro de los ejes sobre el que debe pivotar la gestión del nuevo gobierno. Andalucía tiene un problema de tamaño de empresas y es imprescindible que haya una mayor inversión en sectores industriales o emergentes como las renovables o las TIC’s porque, sin menospreciar ni por un momento sectores como el turismo o la agricultura, es necesario dar un salto cualitativo y cuantitativo en la reindustrialización andaluza si queremos que Andalucía crezca sobre bases sólidas y estables.

Los ingredientes principales de la gestión andaluza y el objetivo del gobierno andaluz para la Estrategia 2014-2020 han de ser por tanto empleo, protección y reindustrialización porque sin generación de empleo de calidad no hay posibilidad de crecimiento, -al menos no de crecimiento real-, sin políticas sociales no hay igualdad, y sin reindustrialización la economía estará abocada al fracaso.

A ello emplazamos al gobierno desde el convencimiento de que en el camino para alcanzar acuerdos nos encontrarán, siempre que estos beneficien a los trabajadores y trabajadoras de Andalucía.

 

Francisco Carbonero Cantador

Secretario General de CCOO-A

@carboneropaco