El crecimiento mundial disminuyó en el primer semestre de 2015 “como consecuencia del ahondamiento de la desaceleración de los mercados emergentes y del debilitamiento de la recuperación de economías avanzadas”.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en este momento, el crecimiento está proyectado en 3,1% para 2015 en su conjunto, cifra ligeramente inferior a la de 2014 y 0,2 puntos porcentuales por debajo de los pronósticos de la Actualización de julio de 2015 de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO, por sus siglas en inglés).

Además, señala que las perspectivas de los principales países y regiones “continúan siendo desiguales”. En comparación con el año pasado, el crecimiento repuntaría ligeramente en las economías avanzadas, pero se enfriaría en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, “habida cuenta del retroceso de los precios de las materias primas, la depreciación de las monedas de los mercados emergentes y la creciente volatilidad de los mercados financieros, los riesgos a la baja para las perspectivas han recrudecido, sobre todo en el caso de los mercados emergentes y las economías en desarrollo”.

El FMI ha advertido que aunque la desaceleración del crecimiento de China “por el momento coincide más o menos con lo pronosticado, sus repercusiones transfronterizas parecen ser más profundas de lo que se esperaba”. Así, apunta que ese hecho ha quedado reflejado en la caída de los precios de las materias primas (especialmente los metales) y la debilidad de las exportaciones a China.

Según las proyecciones, la actividad mundial disminuirá de 3,4% en 2014 a 3,1% en 2015, antes de repuntar a 3,6% en 2016 (véase el cuadro 1.1) y en las economías avanzadas, “la leve recuperación que arrancó en 2014 continuaría fortaleciéndose”.

En las economías de mercados emergentes y en desarrollo, las perspectivas mejorarían: en particular, el crecimiento de los países que están atravesando dificultades económicas en 2015 (como Brasil, Rusia y algunos países de América Latina y Oriente Medio) seguiría siendo débil o negativo, pero ya no en igual medida el próximo año, lo cual compensaría holgadamente la desaceleración gradual prevista para China.