Según algunas publicaciones extranjeras antiguas, "España es un país de mujeres ardientes en el que nunca se pone el sol y donde la hora de la siesta es sagrada. Las corridas de toros, el flamenco y las sevillanas marcan la vida cotidiana de los españoles -católicos, por supuesto- gente cortés y entusiasta que en su dieta dan especial importancia a alimentos como la paella, la tortilla de patata y la bebida como la sangría".

En la actualidad, los más de 50 millones de turistas que nos visitan, aún se llevan el tópico español de gente alegre, tranquila, amigable, poco trabajadora y 'caliente'. De lo que venden las agencias de los países de origen les atrae el ritmo de vida, el clima cálido, la comida (especialmente el jamón) y la continua fiesta de este país.

Nosotros mismos somos conscientes de la certeza del origen de algunos de estos calificativos. En un periódico de tirada nacional se publicaba que en las guías turísticas de países como  Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Japón y Rusia se decía que "España es el lugar donde se leen menos periódicos de Europa. Donde el periódico más leído sólo da noticias deportivas. Donde el jamón se considera parte de la dieta vegetariana. Donde no todo es sol pero el Sol lo condiciona todo. Donde se    desayuna copa de licor con el café. Donde el chocolate es dulce y espeso. Donde el vello corporal en axilas y piernas es tabú para las mujeres. Donde todo, o casi todo, se para a cierta hora del día. Donde antes de cenar se procesiona de bar en bar para comer pequeñas raciones. Donde el servicio ferroviario es limpio y eficiente. Donde los conductores urbanos tienen a los peatones en un puño en cada cruce. Donde el robo con estrangulamiento es la modalidad de atraco más frecuente. Donde la vida comienza cuando en el resto de Europa las luces se apagan. Donde por cinco euros sirven una botella de vino en un restaurante. Donde sacan a pasear a Dios con cualquier pretexto. Donde es Europa sin que se sientan europeos. Donde los baños están limpios pero sin papel…".

Una conocida cadena nacional de televisión ha analizado, mediante seguimiento con cámara oculta, cómo nos comportamos en sociedad. Comprobaron que la picaresca de antaño, que aún nos atribuyen, se ha ido reconvirtiendo en honestidad. Así, el 100% de las personas que aparecen en la cámara oculta devuelven una cartera con dinero que se encuentran en la calle o la entregan a la Policía. Sin embargo, cuando nos encontramos con un dinero de más que nos da, por error, el dependiente de una tienda, no tenemos reparo alguno en quedárnoslo. ¿Que es normal? No para el 100% de los clientes extranjeros a los que se les sometió a la misma prueba. Por otro lado, y a pesar de lo que se decía ante la cámara, el racismo sigue siendo uno de nuestros pecados capitales; como demostraba lo grabado con cámara oculta.

Para no amargarnos el ego, dentro de este estudio psico-social realizado por diferentes medios, se ha llegado a la conclusión de que los españoles somos "los mejores amantes del mundo". Según una encuesta realizada entre mujeres de 20 países, del hombre español se valora "su actitud, su labia, su saber estar y su pasión latina". En segundo lugar quedan los brasileños y en el tercero los italianos. Probablemente el señor Berlusconi no estará muy de acuerdo con esta clasificación ¿?

Los peores amantes, según las chicas encuestadas, son los alemanes "porque huelen mal". Les siguen los ingleses, "por vagos" (les dejan todo el trabajo a ellas). Además, los suecos son muy rápidos, los holandeses muy mandones y los estadounidenses tienen poco tacto.

¿Qué lección podemos extraer de todo esto desde el punto de vista empresarial? Que, en definitiva, para hacer negocios, lo importante no es cómo somos, sino cómo creen los demás que somos.

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