La Agrupación de Fabricantes de Cemento de España (OFICEMEN) anunció en noviembre que las previsiones para el sector eran cerrar 2015 con un consumo de cemento en España de algo más de 11 millones de toneladas; esto supone un crecimiento aproximado del 5% respecto a 2014.

El consumo de cemento en España, si lo comparamos con el del resto de países que forman la UE, se encuentra en unos niveles ciertamente bajos, similares además a los que existían en los años 60. En este sentido, el consumo anual de cemento por habitante en España se sitúa en torno a los 243 kg, mientras que la media europea está en unos 350 kg aproximadamente.

Manuel Parejo, FlacemaEl sector cementero en Andalucía, entre 2007 y 2014, ha experimentado una caída del mercado interior superior al 80%. Por tanto, un incremento del 5% sobre el consumo generado tras la crisis (menos del 20%) parece del todo insuficiente. Esta circunstancia ha obligado al sector a competir en los mercados internacionales y hacer de la exportación una de las medidas paliativas para subsistir. Sin las exportaciones, el sector cementero andaluz no tendría prácticamente ninguna opción de supervivencia.

A la hora de exportar, las fábricas andaluzas, que tecnológicamente son de las más avanzadas de Europa, han de competir con países cuyos costes de producción son mucho menores que los nuestros: Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, etc. Muchos de estos países están sometidos además a normativas ambientales y de seguridad mucho más laxas que las que rigen en nuestro país.

Por ello, la solución más sostenible y que aporta mayor competitividad al sector (desde el punto de vista económico, ambiental y social) es la “valorización energética de residuos”. Esta opción no consiste más que en sustituir, de manera completamente segura para la salud de las personas, una parte de los combustibles fósiles usados habitualmente por residuos que tienen poder calorífico y que no pueden ser reutilizados ni reciclados. De esta manera, además de ganar competitividad (garantizando la pervivencia de la actividad industrial y el empleo), se ahorran emisiones de gases de efecto invernadero y se ofrece una solución limpia y eficiente al problema de los vertederos.

Merece la pena indicar que, mientras que la legislación europea recomienda la eliminación de los vertederos (por tratarse de la opción más ineficiente y contaminante a la hora de gestionar residuos), en Andalucía más del 60% de los residuos van a parar a estos vertederos. Otros países más avanzados y verdes que el nuestro (Alemania, Holanda, Países Bajos, etc.) aplican esta recomendación de la UE y los vertederos son prácticamente inexistentes en su cadena de gestión de residuos.

El sector cementero andaluz confía en que, tanto los ciudadanos como las administraciones públicas, sepan ver en esta opción de tratamiento de residuos una buena solución para paliar la problemática de los vertederos y las emisiones de gases de efecto invernadero, recomendada además por la UE como una de las mejores técnicas disponibles para fabricar cemento. En los países más avanzados de Europa, las cementeras alcanzan niveles de valorización que se sitúan entre el 60% y el 80%, mientras que en nuestra región apenas alcanzan el 13,50%. En esta materia existe, por tanto, mucho margen de mejora.

Por otro lado, cabe insistir en que se trata de una opción que aporta competitividad a la industria. Sin valorizar, resulta prácticamente imposible competir en los mercados exteriores e inviable competir con plantas que tienen costes de producción mucho más bajos. Así, la supervivencia y el desarrollo de la industria cementera andaluza dependerán, entre otros factores, de las posibilidades de valorización de cada una de las plantas de producción.

 

Manuel Parejo Guzmán

Director Gerente de FLACEMA