Las mejoras experimentadas en 2015 por la economía española y mundial han llegado para quedarse. Después de algunos años difíciles, lo que en principio eran previsiones alentadoras se han convertido hoy en realidades que se consolidarán a lo largo de 2016. Según el servicio de estudios de CaixaBank, el crecimiento previsto del PIB será del 2,7%, una previsión en línea con las ofrecidas por el Fondo Monetario Internacional (2,5%) y por el Gobierno de España (3%).

Rafael HerradorEste alentador panorama es fruto de una combinación de factores puntuales -una rebaja fiscal, la caída del precio del petróleo, la depreciación del euro…-, pero la buena noticia es que también existen factores estructurales que hacen posible este afianzamiento. El principal de ellos es el crecimiento de la demanda interna, que ya empezó a repuntar en el tercer trimestre de 2015 y que se está convirtiendo en el motor de la recuperación económica. De esta forma, es posible que el crecimiento económico pueda perder ‘brillo’ al diluirse algunos de esos apoyos coyunturales pero, a cambio, mejorará su calidad.

La demanda interna, que contribuye al aumento de las importaciones, está ganando protagonismo empujada por el dinamismo del crecimiento tanto privado como público. Y, claramente ligada a esa demanda interna, destaca también el que será otro de los protagonistas del año: la nueva vitalidad del crédito bancario. Las entidades bancarias, con CaixaBank a la cabeza, están en una óptima posición de ofrecer crédito.

Siguiendo en el ámbito nacional, el resto de factores que auguran un ejercicio de consolidación del crecimiento son el ritmo de exportación, la dinámica positiva de la creación de empleo y la expansión del mercado inmobiliario.

Si bien las cifras de exportación se encuentran en máximos dada la recuperación de la eurozona, destino final de la mitad de nuestras ventas en el exterior, el peso de la recuperación del mercado laboral como impulsor de las buenas perspectivas juega un papel mucho más decisivo. La flexibilidad introducida por la reforma laboral ayudará a una mayor creación de empleo en 2016, especialmente en los ámbitos de la industria, la construcción y los servicios no turísticos. En consecuencia, la recuperación de la demanda interna se sustentará en un mayor número de personas ocupadas, que contribuirán a fortalecer el consumo de hogares y empresas. Es justamente la mejoría en el mercado laboral la que hace que la inflación subyacente -otro de los factores positivos destacados anteriormente- siga recuperándose con perspectivas de seguir al alza.

Esta recuperación de la demanda interna tiene una estrecha relación con la revitalización del sector inmobiliario. La demanda de vivienda sigue al alza, de la misma manera que los precios de los inmuebles volvieron a crecer en 2015 por primera vez después de seis años. Este repunte supondrá un importante impulso para el sector de la construcción, algo que se evidenciará en 2016.

Del mismo modo que existen numerosos factores que apoyan el cariz positivo del ejercicio entrante, no se debe obviar que existen algunas otras circunstancias que pueden atenuarlo; en ese sentido, es importante no perder de vista las economías de los países emergentes, y los retos más políticos que económicos en las economías avanzadas, entre otras variables.

En definitiva, la mejora que la economía española experimentará en 2016 será una mejora cualitativa -debida en buena parte a las reformas estructurales llevadas a cabo en los últimos años- y en la que la banca jugará un papel fundamental. Para CaixaBank, reactivar el crédito es solamente una de las prioridades para el nuevo año, pero no el único: satisfacer el resto  de las necesidades financieras de sus clientes con productos de calidad seguirá siendo el eje central de su trabajo.

 

Rafael Herrador

Director territorial de CaixaBank en Andalucía Occidental