Las empresas y los empresarios no somos ajenos a los cambios políticos, sociales y tecnológicos. Las transformaciones constantes y la adaptación a las mismas se configuran en nuestros días, en el siglo XXI, como los elementos que caracterizan al mundo actual.

Una evolución vertiginosa que afecta a todo: a la tecnología, a las comunicaciones, a la forma de trabajar, a las costumbres, a las familias, y a todos los ámbitos de la sociedad y del quehacer humano.

Según un reciente estudio de PwC, presentado en el Foro de Davos, la XIX Encuesta Mundial de CEOs, los lideres empresariales españoles aseguran que la tecnología es el factor disruptivo principal que impulsará la transformación de sus empresas en los próximos cinco años.

Javier González de LaraInciden en que la velocidad de los cambios tecnológicos es la principal amenaza -puramente de negocio y sin tener en cuenta factores económicos, políticos y sociales- a la que se enfrentan nuestras empresas, junto a la falta de talento.

Ante esta revolución del cambio, imparable en su avance y su velocidad, hay que reflexionar con perspectiva, mirando al futuro. Y tratar que, el día a día o la coyuntura política o económica no nos impida ver con claridad los grandes cambios y retos que deparan los próximos años a la empresas y a la sociedad en general. Algunos consideran que cierto progreso tecnológico destruye una parte del tipo de empleo que conocemos.

El gran paso que el conjunto de la sociedad tiene que dar en los próximos años es lograr que ese progreso, que ciertamente ha sido tan vertiginoso, permita crear un tipo nuevo de empleo, que responda a la demanda social del mismo.

Nuestro reto es convertir nuestro avance tecnológico en una fuente real de creación de empleo; y eso no es cambiar el modelo productivo, sino ampliar su capacidad, hacerlo compatible con esta nueva situación, innovando y gestionando el cambio.

Decía Albert Einstein que cada día sabemos más, y entendemos menos. Esa es la clave de la situación actual. La clave del desarrollo es ser capaces de entender e integrar, lo tecnológico, con lo social; lo político, con lo económico. Tenemos que saber generar valor económico y social desde el conocimiento y su aplicación.

Es evidente que el mundo está cambiando extremadamente rápido, probablemente más que nunca en la historia reciente. Un mensaje de 140 caracteres se puede convertir en una noticia a nivel mundial en segundos. Lo que antes se hacía en siete días, hoy se hace en uno y mañana en minutos. Cuando creemos que algo no se puede hacer, posiblemente haya alguien que ya lo esté haciendo o lo haya hecho.

Todo cambia y lo hace muy rápido. Pero no es menos cierto que siempre el ser humano ha tenido una capacidad de adaptación extraordinaria, que le ha permitido superar cualquier circunstancia por complicada que sea.

Estamos en un momento decisivo de nuestra historia. Capacidades como la innovación, la gestión del conocimiento, la gestión del talento, la estrategia y la comunicación son algunos de los aspectos que, tanto nuestras empresas como sus directivos, deben incorporar en su ADN, para fortalecer su competitividad y su capacidad de adaptación a estos tiempos.

Evolucionar hacia una sociedad más justa y avanzada, sin perder el miedo al futuro y al progreso en todos y cada uno de sus frentes requiere grandes dosis de paciencia, sacrificio y de seguridad en las decisiones. Por eso es tan importante nuestra estabilidad política, económica y social. Para generar confianza en nuestro futuro, a través de la seguridad de nuestro presente.

 

Javier González de Lara

Presidente de la CEA