Los senderos por los que transita hoy el arte, en cualquiera de sus disciplinas, son múltiples en intenciones y medios. La comprensión de sus objetivos y finalidades resulta, a veces, difícil para un público que acaba por perderse en las formas sin encontrar el trasfondo. Por ello, son ya varias las disciplinas que optan por un acercamiento real a los espectadores, con fórmulas novedosas que superan los marcos preestablecidos para la contemplación de las manifestaciones artísticas, para llegar a la misma calle e interactuar con el público de una manera directa. Sevilla se convierte este mes en el escenario sobre el que dos formas expresivas muy diferentes en sus manifestaciones, como son el flamenco y el denominado ‘arte contemporáneo’, comparten la aspiración de emocionar y llegar al espectador con propuestas innovadoras.

Ocho estrenos, 43 espectáculos, 57 funciones, siete espacios escénicos, seis exposiciones, tres homenajes y dos obras infantiles componen la nómina de la XIV Bienal de Flamenco de Sevilla, que echaba a andar el 13 de septiembre con el estreno de Andalucía, el flamenco y la humanidad, del coreógrafo Mario Maya. La bienal del 2006 ha recuperado el espíritu monográfico de sus inicios y se ha hecho eco de dos realidades: que las mayores probabilidades evolutivas y exportables de este arte se encuentran en la universalidad del lenguaje corporal de la danza y que es necesario llegar de una manera más directa al público. Así, ha programado un cartel cimentado en el baile, con los máximos exponentes de una generación que encuentran en la vuelta a los orígenes del flamenco la vanguardia de sus creaciones, como Eva Yerbabuena, Isabel Bayón o Israel Galván. Además, ha incluido un buen puñado de actividades paralelas para llegar de una manera más directa al público, desde cursos en las tres universidades sevillanas (Hispalense, UNIA y Pablo de Olavide), hasta exposiciones de fotografías y presentaciones de discos, abiertas al público por primera vez, y en un nuevo marco: el Casino de la Exposición. La fórmula parece estar funcionando muy bien, a juzgar por las evidencias. Hasta la clausura el próximo 15 de octubre, con un homenaje a la escuela sevillana de baile con Manuela Carrasco como figura central, queda cartel por delante. En el camino podremos saborear el baile de Juan Grilo, Juana Amaya o Hierbabuena, el cante de Agujetas, El Pele, Capullo de Jerez, Remedios Amaya ó el toque de David Peña Dorantes y Pepe Habichuela, por citar algunos.

También la segunda edición de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo (BIACS 2), que reúne a finales de octubre a 91 artistas y colectivos de 35 países, bajo el lema ‘Lo desacogedor. Escenas fantasmas en la sociedad global’ y la dirección de Okwui Enwezor, ha optado por un mayor acercamiento a un público, al que aún le cuesta captar los mensajes de sus contemporáneos. Dos son las iniciativas programadas para provocar el acercamiento. La primera de ellas parte del colectivo El Perro, que propondrá temas para que ‘grafiteros’ sevillanos realicen murales por toda la ciudad. La segunda y quizá más espectacular, los proyectos Banners (Pancartas) de la artista norteamericana Reneé Green, que colocará banderolas en diversos balcones sevillanos con mensajes de bienvenida en esperanto (la utópica lengua universal), además del proyecto Sidewalk (Acera), en el que la artista Liisa Roberts seleccionará a personas dispuestas a hablar abiertamente del monumento u obra arquitectónica que les haya marcado. Artistas como Thomas Hischhorn, Mike Kelley, Catherine Opie, Gerhard Ritchter, Alfred Jaar y Thomas Ruff encabezan la nómina de la BIACS2, que apuesta tanto por la permeabilidad del lenguaje artístico -con la connivencia de pintura, escultura, fotografía, instalación, vídeo ó cine-, como por el arte emergente, a través de colectivos y artistas africanos y asiáticos. Los escenarios centrales serán las Atarazanas de Sevilla y el Monasterio de Santa María de las Cuevas.

Coincidiendo con la muestra internacional, sin ser parte de ella, el Museo de Bellas Artes de Sevilla ha programado una actividad totalmente novedosa, que tiene en la interacción absoluta con el espectador su razón de ser. La exposición establece un diálogo entre lo contemporáneo y lo clásico, enfrentando obras del fondo permanente de la segunda pinacoteca española con una veintena de retratos de personas anónimas, captadas expresamente para ello por el fotógrafo francés Pierre Gonnord. La iniciativa, habitual en numerosos museos internacionales, tiene en la interpretación, la subjetividad y el bagaje del espectador su verdadero objeto.

Como anticipo de lo que será el arranque del mes de noviembre, el día 3 dará comienzo el Sevilla Festival de Cine, dedicado íntegramente a la producción europea. El plato fuerte será el estreno en España, dentro de su gala inaugural, de la última película de Kenneth Branagh, La flauta mágica (presentada en la pasada Mostra de Venecia), una adaptación de la ópera de Mozart que traslada la acción a la I Guerra Mundial, con un claro mensaje antibelicista.

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