Los trabajadores en la industria de la confección en siete países en desarrollo han experimentado una mejoría en sus condiciones laborales tras la aplicación de un programa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que busca dar prioridad a la calidad de vida de los empleados y potenciar la competitividad en las cadenas de suministro de la industria textil.

El programa Better Work (Un trabajo Mejor) fue desarrollado gracias a una investigación de Universidad Tufts de Estados Unidos y su aplicación ha contribuido a modificar una cultura de empleo en ese sector asociada a escasos salarios y a extensas horas de trabajo.

La economista Drusilla Brown de la Universidad Tufts valoró el impacto económico de las empresas que aplicaron el programa. “Si tomamos como ejemplo la paga semanal, hemos visto un aumento de siete dólares por semana después de unos tres años de implementación del programa, y una disminución en 3,5 horas durante ese mismo periodo”, señaló Brown.

Según la especialista, el proyecto ha contribuido a reducir la brecha salarial entre géneros y las líneas de producción controladas por mujeres que se formaron bajo este programa han aumentado en un 22% respecto a las que no recibieron esa capacitación.

El programa Better Work se inició el año 2009 y se aplica a unas 1.300 fábricas que cuentan con más de 1,5 millones de trabajadores. Entre los siete países que lo aplican se encuentran Nicaragua y Haití.