..Y  estamos dispuestos a dejarle sin blanca. A cobrarle -ilegalmente- por todos los conceptos y servicios, a marearle con papeles innecesarios, a mandarle tarjetas de crédito que usted no ha solicitado, a tenerle media hora esperando en ventanilla para cualquier nimiedad, a decir "muy bueno lo suyo, señor mío", pero ni un duro más, a ponerle collares a sus hipotecas cuando bajan, a reconvertir, por la cara, sus pólizas en créditos con intereses rayanos en la usura; en definitiva: a ponerle el pie en el pescuezo dejándole solamente el último hálito de vida; el suficiente para seguir chupándole la sangre lentamente, gota a gota, euro a euro.

Señores banqueros (que no bancarios, aunque alguno hay por ahí que se cree que el banco es suyo): ya está bien. Han especulado todo lo que han querido; han creado auténticos castillos financieros en el aire; han consentido (si no provocado) la burbuja inmobiliaria; han flirteado con el poder…; y nos han tomado el pelo a todos los demás.

Señores banqueros: el Estado les ha dado por la cara cantidades ingentes de millones de euros para lavar sus sucias cuentas. El Estado, señores banqueros, no Zapatero o Solbes o Salgado. El Estado; es decir: TODOS LOS ESPAÑOLES. Todos, sin excepción. Hasta el último céntimo de euro que les han sacado del agujero procede de nuestros impuestos, del sacrificio -sobre todo- de pequeños y medianos empresarios, de autónomos, de asalariados y de funcionarios. De gente que está teniendo que renunciar a cosas casi irrenunciables para que alguno de ustedes se prejubile con escandalosas pagas de millones de euros, mientras que si a un autónomo le van mal las cosas se queda sin negocio, sin casa y sin paro. De familias que ya no llegan a fin de mes.

Señores banqueros de blancos guantes y negras ideas: ¡Ojalá nacionalizaran la banca mañana, la convirtieran en un servicio público y se quedaran ustedes en su rica ruina!