En múltiples ocasiones, escuchamos que el futuro de un país son sus jóvenes, pero qué sucede cuando esos jóvenes no encuentran una salida profesional, carecen de autonomía financiera, y les resulta imposible emanciparse ante una realidad laboral marcada por la precariedad y la falta de oportunidades: Pues pueden suceder dos cosas, que se marchen fuera del país a buscar lo que aquí se les niega, o que se vean obligados a permanecer o no salir de la unidad familiar. En cualquiera de las opciones posibles, estaremos condenando a toda una generación y con ella el futuro de un país.

Francisco-Carbonero12-439x451Por desgracia, la sociedad andaluza y española ya está descubriendo las consecuencias de dejar pasar el tiempo sin que los gobiernos procuren la creación de empleo de calidad y nos enfrentamos a una realidad tremendamente dramática, especialmente en Andalucía, donde, como constata el estudio que cada año realiza CCOO desde 2007, se ha perdido un 44% de empleo juvenil, y en la actualidad el total de la población activa joven es de 1.275.000 personas, mientras que en 2007 el número de personas  jóvenes que estaba trabajando era de 1.400.000.

Las causas de ese descenso las encontramos no sólo en el hecho de que la gente deja de ser joven, sino también en la migración, -Andalucía ha perdido 12.000 personas jóvenes en los últimos tres años-, y en la prolongación de los estudios. Unos estudios que nos hacen contar con la juventud mejor formada de nuestra historia, pero que también se enfrenta a un desalentador panorama laboral marcado por la precariedad y el desempleo, consecuencia de las políticas neoliberales del gobierno central y de la falta de voluntad política de un gobierno andaluz que está más a sus cosas que a las de los andaluces y andaluzas.

La conjunción de esos factores ha convertido a Andalucía en la región con mayor tasa de paro juvenil, mayor temporalidad, tasa récord de contratos a tiempo parcial, elevados índices de siniestralidad laboral y peores salarios de toda España, sobre todo en menores de 30 años. Especialmente sangrante es lo que sucede en el sector turístico, que da empleo a un alto porcentaje de las pocas personas jóvenes que trabajan, y donde un 75,8% de los menores de 30 años tienen una jornada parcial. Ese dato es sólo un indicativo más de que el turismo no nos va a salvar la vida y que puede y debe ser un acompañamiento de nuestro modelo productivo, pero, desde luego, no el eje principal de nuestra economía.

Está claro que las políticas del gobierno central no han funcionado para que el presente y futuro de España mejoren en igualdad, derechos y justicia social, y que la inoperancia del gobierno andaluz los ha situado al borde del precipicio en Andalucía. De hecho, la realidad de la juventud andaluza contrasta radicalmente con el mantra propagandístico de nuestro gobierno y ni siquiera la garantía juvenil, que fue una apuesta de las organizaciones europeas, ha tenido el efecto esperado y prometido por los gobiernos.

La causa es que las administraciones han sido incapaces de tomarse en serio una medida que, de trabajarse bien, podría tener beneficios muy importantes para el mercado laboral juvenil y que, debido a una falta de coordinación, ha acabado perjudicando a las personas jóvenes de Andalucía, porque la solución no pasa por contratos temporales en los ayuntamientos o por crear una web para que la juventud demandante de empleo se inscriba. Eso, en 2015, lo único que ha dado como resultado son 107 contratos indefinidos, cifra ridícula si la comparamos con las más de 300.000 personas menores de 30 años que permanecían paradas al concluir el año.

Es evidente que la juventud en Andalucía necesita más, mucho más. Necesita un Plan integral de empleo juvenil que forme parte de un Plan de Empleo mucho más ambicioso destinado a recuperar las políticas de empleo en nuestra comunidad y que, junto a políticas de estímulo, permitan afrontar mejor la situación actual y recuperar la actividad económica. Necesita que, a nivel estatal, se abogue por un modelo fiscal recaudatorio que permita recaudar lo suficiente para garantizar unos servicios públicos de calidad y evite una brecha salarial y social cada día más agudizada. Necesita que haya una apuesta por la inversión público-privada que vire nuestro modelo productivo hacia sectores que generen valor añadido y den estabilidad y riqueza a nuestra economía. Y necesita que esas acciones provengan o estén influidas por un gobierno andaluz que deje a un lado la autocomplacencia y en lugar de pensar cómo va a resolver los problemas del mundo, se ponga a resolver los problemas de los andaluces y las andaluzas.

Esas acciones llevadas a la práctica darían lugar a lo que, más allá de mantras propagandísticos o anuncios vacíos de realidad, necesita en definitiva la sociedad andaluza en general, y la juventud en particular, darían lugar a creación de empleo estable, y eso es lo que queremos y necesita la juventud andaluza, trabajar, para tener un presente digno y un futuro de calidad.

 

Francisco Carbonero Cantador

Secretario General de CCOO-A

@carboneropaco