El pasado mes de septiembre, el Banco de España nos comunicaba que la rentabilidad media de los depósitos bancarios era del 0,15%: un ahorrador, a un plazo de un año en una entidad financiera española, deposita la cantidad de 100.000 euros y recibe su capital inicial más 150 euros.

¿Cuál es el retorno de capital del anterior ahorrador? Aplicamos la siguiente fórmula: Beneficio / Capital Invertido y obtenemos un resultado del 0,15%.

Francisco Martín BáñezSabemos que Hacienda obliga a la propia entidad financiera a retener a cuenta por este tipo de rendimientos de capital mobiliario, en la actualidad un 19%, lo que supone que la rentabilidad financiera neta sería del 0,1215%, su retorno de capital. Los depósitos bancarios son el activo financiero más utilizado por las familias en España, suponen más del 60% de nuestro PIB, una cifra de 761.000 millones de euros al mes de septiembre. En otras palabras, una riqueza financiera con un retorno de capital que sabemos calcular. Si a este retorno le restamos el efecto de la inflación, el resultado real puede ser negativo, de pérdida.

Entonces, ¿qué hacemos con nuestros ahorros? La respuesta es invertirlos. ¿Y cómo lo hacemos? Preguntándonos quiénes somos, qué necesitamos y en cuánto tiempo, qué cultura financiera tengo, cuál podría ser mi horizonte temporal y qué retorno le puedo pedir a mi capital. Invertir es hacerlo en el medio y largo plazo, no en el corto -esto sería especulación-, asumiendo un riesgo que se puede aminorar utilizando activos coherentes con nuestro horizonte temporal: dejar ahorro para consumirlo en los próximos 10 o 15 años en activos de corto plazo (letras del tesoro, depósitos bancarios, etc.) no es coherente; sí lo es dejarlo en activos de largo plazo como la renta variable, o acciones. El instrumento a utilizar permite obtener rentabilidad y retornos reales que superen la inflación y los impuestos, es decir, evitar la pérdida de riqueza y sí su incremento.

Cuando creamos una empresa, tomamos la decisión de depositar nuestro capital en un proyecto personal, familiar, de inversión, que implica asumir riesgos, disponer de un horizonte temporal y un retorno de la inversión, de nuestro capital.

En finanzas usamos, entre otros, dos datos para valorar la inversión frente a otro tipo de alternativas que podamos optar. Son el ROE y el ROA, el retorno calculado sobre el beneficio neto y el retorno calculado sobre los activos que dispone la empresa, respectivamente. Estas dos medidas tienen su valor añadido y es el siguiente:

– ROE: Beneficios Netos / Fondos propios. Somos accionistas de nuestra propia empresa, hemos creado la misma con un millón de euros y hemos obtenido un beneficio neto de 200.000 euros. Supone un ROE del 20%.

– ROA: Beneficio Antes de Intereses e Impuestos / Activo. Utiliza el activo que la empresa tiene, ya que es posible que se hayan podido adquirir maquinaria o herramientas necesarias para el desempeño de la actividad, o bien, utilizar un leasing. En este caso, podemos o no financiar estos activos. Lo cierto, es que están a disposición de la empresa para producir y generar ventas, por lo tanto, posibles beneficios. Siguiendo con el ejemplo anterior, podríamos llegar a tener un activo de dos millones de euros y un Beneficio Antes de Intereses e Impuestos de 300.000 euros. Supondría un ROA del 15%, un rendimiento al margen de la fiscalidad y las decisiones financieras tomadas por los gestores. Esta última medida nos ayuda a evaluar la gestión de nuestra inversión en la empresa y genera poder de negociación bancaria para solicitar financiación (si el tipo medio de préstamo es del 4% y somos capaces de obtener un 15% del capital que ponemos a trabajar en la empresa, hemos de ser conscientes que es un buen negocio para la entidad financiera. Aprovechémoslo).

Daniel Kahneman es un psicólogo que recibió el Premio Nobel de Economía en al año 2002. Demostró que el exceso de confianza y emociones nos afectan en nuestra toma de decisiones de carácter económico y dejamos de lado lo racional. Esto último lo aporta el financiero. Como empresarios, cuando hablemos con nuestra intuición les invito a que se hagan la siguiente pregunta: Con permiso: ¿cuál es nuestro retorno de capital?

 

Juan Francisco Martín Báñez

EFA European Financial Advisor

Asociado EFPA 12099