Después de una larga etapa recesiva iniciada en 2008, los dos últimos años han supuesto para la economía andaluza, y también para la nacional, un punto de inflexión, pues se abrió la senda de la recuperación económica, empresarial y del empleo.

El pasado año 2016 ha sido un ejercicio caracterizado por altas dosis de incertidumbre generada en la esfera política que se han manifestado tanto en el contexto interno, manteniendo durante todo un año al Gobierno de la Nación en funciones, como en el ámbito internacional. Recuérdese el efecto del Brexit en el Reino Unido, el resultado en las elecciones presidenciales de EE. UU, o la reciente crisis de Gobierno en Italia. Esta situación política de mayor incertidumbre no sólo paralizó el normal funcionamiento de nuestras instituciones, sino que tuvo sobre todo consecuencias adversas para la economía al condicionar en exceso las decisiones de inversores, empresas y familias.

Javier González de LaraA día de hoy, además, han sufrido variaciones importantes elementos que han venido contribuyendo a impulsar nuestra economía como son, por ejemplo: los bajos precios de las materias primas y, en concreto, del petróleo; la expansión de la política monetaria europea; la inseguridad en destinos turísticos competidores (en estos días se anuncia la reapertura del mercado turístico egipcio y turco); o la mayor flexibilidad en los objetivos de déficit público, entre otros. Sobre la base de todo ello, es previsible que se vean afectados la generalidad de los pronósticos económicos realizados sobre el presente año, circunstancia que implicaría un crecimiento más modesto. Estas predicciones nos deben preocupar especialmente en nuestra comunidad autónoma, donde los efectos perversos de la crisis siguen siendo muy evidentes en nuestra sociedad, y se visualizan claramente en una demoledora tasa de paro del 28,5%, que se duplica entre los más jóvenes. Una preocupación que nos debe llevar a ponerle remedio entre todos.

En su día, en Andalucía compartimos que nuestra prioridad para los próximos años era recuperar las tasas de empleo. Así lo anotamos en nuestra Agenda por el Empleo, en la que los agentes económicos y sociales y la Administración andaluza nos pusimos de acuerdo en fijar como meta la recuperación de los 3,2 millones de ocupados en nuestra región para el horizonte 2020.Alcanzar este objetivo requiere disponer de la capacidad para generar unos cien mil empleos netos anuales en los próximos años. Entendemos que ello sólo será posible desde el estímulo a la iniciativa privada, mediante la generación de un ecosistema favorable a la actividad empresarial y a la inversión.

Desde que se fijó, a finales de 2013, esa meta de dar prioridad al empleo, se han creado más de 250.000 empleos netos en Andalucía. Pero el calado del desafío al que nos enfrentamos nos tiene que llevar a ser capaces de ganar mayor atractivo como lugar para invertir y generar entornos de confianza, seguridad y certidumbre desde los que procurar el cambio en los patrones del crecimiento económico. Es decir, materializar ese ecosistema que es necesario para que haya más empresas, con más tamaño y más competitivas. Por tanto, es el momento de modernizar, de orientarse hacia los mercados globales y poner a pleno rendimiento las estructuras productivas de nuestra comunidad autónoma. Un reto para 2017 y ejercicios venideros que, en el ámbito de las empresas andaluzas, ineludiblemente pasa por la transformación digital, por la aplicación de la tecnología y la automatización de procesos en los ámbitos empresariales, que desde la creatividad requiere la reinvención de todos los procesos productivos en clave de eficiencia y valor, con una óptica o alcance global.

Un reto para el medio plazo que, conscientes de las características de nuestro tejido empresarial, mayoritariamente formado por empresas familiares de reducida dimensión, debe poner también el acento y la ventaja en la singularidad competitiva. Es decir, en el compromiso estratégico con el talento y las personas que integran nuestras empresas, que nos puede llevar a ser únicos y diferentes frente a la competencia.

Lo repetiremos hasta la saciedad: la única fórmula para incrementar nuestra riqueza, generar empleo y bienestar social es la de crear más empresas. Nuestro deseo es que 2017 sea una nueva oportunidad para impulsar la actividad empresarial en Andalucía.

 

Javier González de Lara

Presidente de la CEA