Queridos Reyes Magos: Soy el espíritu infantil del que firma esta página todos los meses. Y, dirán ustedes que qué narices pinto yo aquí. Pues resulta que Manolo Bellido, el mandamás de la revista, al hablarle a mi jefe sobre este artículo le dijo que, por aquello que es diciembre, pues que igual pegaba algo a modo de resumen de este 2006, o de deseos y proyectos para el próximo 2007. Y ahí me tienen ustedes a ese aprendiz de reportero dándole vueltas al coco para ver de qué escribir o cómo enfocar el tema.

No, no teman sus majestades, que no les voy a pedir más imaginación ni más inspiración para él. Además, llegaría muy tarde el pedido para que lo pudiera usar ahora. Sencillamente voy a escribir yo su artículo mensual. Lo que sí les pido es un poco de complicidad. Que, cuando llegue el suyo, ya esté el mío en máquinas.

Recuerdo con mucho cariño al niño que fue mi dueño. Siempre le escribía a Gaspar, ¿recuerdan sus majestades? Decía que Baltasar era más popular y tendría demasiado trabajo, y que Melchor, por aquello de ir el primero, también repartía muchos regalos; así que se apuntó a la opción menos notoria. “Cuanto menos encargos tenga, menos posibilidades de que se le pase el mío”. Era niño, pero no tonto.

Pues ese niño ya ha crecido (a lo alto y a lo ancho) y ya sólo les hace a sus majestades encargos para los demás; nunca para él. Es que estos humanos maduros son así de tontos: se mueren de ganas por un deseo pero no son capaces de hacérselo llegar a quienes nunca les han fallado. Por eso les pido que me dejen ser heraldo y mensajero de él sin que se dé cuenta.

Lo que él quiere para el próximo año es simple, que no fácil: Que llueva a gusto de todos para que no falte de nada en el mercado. Que las guías y críticos gastronómicos no dejen de tener en cuenta a los investigadores de la nueva cocina, pero nunca a costa de los que siguen apostando por la calidad y la tradición. Que la falta de mano de obra cualificada se solucione. Que los empresarios sean capaces de pagar esa mano de obra como se merece. Que en Turismo sigan apostando por la diversificación de destinos. Y que todos tiremos del carro en la misma dirección, porque así, 2+2+2 no será igual a 6, sino a 222.

Pssst. Pssst. Sí. Gaspar. Es a su majestad. Perdone los susurros, pero es que no quiero que se enteren ni sus compañeros ni los que viven fuera de Sevilla capital, que después lo tachan a uno de insolidario o localista, pero es que sé de algo que haría a mi dueño muy feliz; el más feliz del mundo. Sabe su majestad que el próximo año hay elecciones municipales, ¿verdad?, pues a ver si le trae de regalo al futuro alcalde de Sevilla, sea del partido que sea, una delegación municipal de Turismo como Dios manda, es decir, con su delegado sólo para ella, con sus secretarias, sus departamentos, sus especialistas, su presupuesto… El pack completo, vamos. Me da igual que sea la de ‘playmóvil’ o la de los ‘pin y pon’; con que funcione bien nos conformamos.

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