Es innegable la oportunidad que representa el paradigma Smart City para todos aquellos agentes que, en torno a una ciudad, grande o pequeña, ofrecen valor real a través de sus servicios y soluciones.

En el centro de esta arrolladora visión, y como no podría ser de otra forma, pues la Administración Pública suele gozar de ese privilegio y anticipación que representa liderar un cambio, se sitúa el gobierno de la ciudad. Una acción de gobierno para ser más linker de oportunidades que stopper de lo inevitable.

Pues bien, si tomamos como referencia los seis ámbitos de actuación1, de amplia aceptación en la actualidad sobre los que proyectar el desarrollo de una Ciudad Inteligente, nos encontramos con el concepto Smart Governance.

Luis Conde Agenda EmpresaSin duda, un pilar clave sobre el que inspirar y desarrollar el resto de actuaciones que dotan de inteligencia a la ciudad; un instrumento de máximo valor para nuestros responsables públicos, pues sobre él es posible depositar la capacidad de ser creíbles y confiables ante la ciudadanía en general.

Smart Governance y confiabilidad. Veamos a continuación la relación entre ambos conceptos, analizando brevemente los elementos que se proyectan sobre este potente ámbito de actuación. La primera clave que garantiza que el equipo de gobierno es capaz –responsable, profesional y eficaz– de dar respuesta a las necesidades y expectativas de la ciudadanía, es su capacidad para llevar a cabo un proceso natural de DIRECCIÓN ESTRATÉGICA.

Como vértice de cualquier organización que no improvise, responsables y directivos públicos necesitan ser conscientes de que la dirección estratégica debe estructurarse en torno a tres acciones fundamentales: analizar, elegir y realizar.

¿Se ha analizado con suficiente criterio y sentido la situación actual? ¿Cuentan todas las ciudades con un auténtico plan estratégico de ciudad, más allá de ideologías y preferencias personales, que permita un desarrollo inteligente, sostenible e integrador? ¿Se está en disposición -conocimiento y financiación- de llevar a cabo con garantías de éxito los proyectos que conforman nuestro plan?

Continuando con nuestro enfoque para ganar confiabilidad, el ámbito de actuación objeto de análisis, Smart Governance nos orienta hacia una segunda exigencia: la PARTICIPACIÓN CIUDADANA. Sí, parece claro que no es una meta que se haya alcanzado en la actualidad y que, antes de darla por imposible, visto lo visto, debe ser objeto de innovación y creatividad en toda aquella ciudad que se ponga por objetivo ser inteligente.

Será garante de generosidad, pues no tendrá en cuenta sólo las preferencias personales de los que nos dirigen, sino también las de todos los demás; los que decidimos con nuestro voto quien nos debe gobernar.

Finalmente, el arduo camino de generar confianza y credibilidad ante la ciudadanía, requiere altas dosis de integridad y coherencia. Para ello, nada como la TRANSPARENCIA.

Pensemos en este concepto, en la publicidad activa que se requiere por parte de la sociedad, pero hagámoslo por convicción y no sólo por respuesta al derecho de acceso a la información, que es obvio.

En definitiva, Smart Governance, como ámbito generador de iniciativas y proyectos de valor para la ciudadanía y liderados por personas en las que se pueda confiar. Sin ello, ¿serán posibles las Ciudades Inteligentes?

 

(1) European Smart City Model: smart Governance, smart Economy, smart People, smart Mobility, smart Environment and smart Living  –  www.smart-cities.eu –

 

Luis Conde

Profesor EOI – Escuela de Organización Industrial

Socio Director de Locálitas