En el cambio de siglo, convergen dos transformaciones de gran profundidad: el proceso de urbanización de la población mundial y la llegada a la sociedad del conocimiento y la economía digital.
Pero estas dos olas de ciclo largo y gran impacto no sólo coinciden en el tiempo, también en que se proyectan sobre el mismo espacio: las ciudades.
Éstas se han adaptado a los cambios del entorno, superando cada una de las crisis con soluciones que, a su vez, han vuelto a generar nuevas problemáticas y conflictos. Las ciudades líderes del mañana serán aquellas que combinen a la perfección el bienestar y la inserción social con su desarrollo y contribución económica.
El equilibrio entre competir para conseguir sus propios resultados y colaborar para perseguir acciones conjuntas es la clave del éxito en la planificación estratégica de una ciudad, teniendo en cuenta la voz de sus ciudadanos.
Ante la llegada de la cuarta revolución industrial, las ciudades se transforman de nuevo para responder a un entorno en el que el proceso de urbanización hace más grandes los desafíos de las ciudades y, paralelamente, la irrupción de lo digital los hace distintos.
Ahora más que nunca, los retos de las ciudades son los mismos que los del ser humano. Y a esto hay que añadir que la forma en la que se viven y gestionan las ciudades está evolucionando de una manera acelerada y mucho más compleja que antes.
La respuesta de las ciudades a estos desafíos se encuentra tras el concepto de ciudad inteligente y este hecho es lo que explica su alta relevancia. En esta línea, la Administración Pública está impulsando el desarrollo integrado y sostenible de las ciudades españolas, dentro del marco de Europa 2020, para lograr una sociedad basada en el conocimiento y la innovación; una economía verde, sostenible y que utilice eficazmente los recursos; y una ciudad cohesionada, a nivel territorial, social y económico.
Las ciudades modernas son complejas redes de elementos, de personas y entidades, por un lado; y de servicios y sistemas, como el transporte, la seguridad, las comunicaciones y las infraestructuras de agua y energía, por otro. Y estas redes tienen como objetivo fundamental el progreso social y económico.
Cada ciudad es única en términos históricos, geográficos, demográficos, económicos y culturales, pero todas tienen un objetivo común: la búsqueda de la eficacia de los sistemas básicos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, hacer que el sector productivo local sea más competitivo e innovador y que la ciudad sea más sostenible medioambientalmente y atractiva para inversores, talento y visitantes.
Dentro de este concepto Smart, la tecnología es un factor disruptivo y un elemento clave que permite lo que hasta ahora era imposible: recoger grandes cantidades de datos, procesarlos y compartirlos en tiempo real, generando valor añadido.
La evolución tecnológica ha construido un mundo más instrumentado, interconectado e interoperable, en el que las cantidades ingentes de información cobran sentido. Esto ha permitido:
– Poner a disposición de los ciudadanos y organizaciones, propias y ajenas, todo este conocimiento.
– Facilitar la evaluación y monitorización del progreso.
– Desarrollar sinergias dentro de la propia ciudad y con otros servicios y sistemas supramunicipales.
– Impulsar la innovación con actividades tales como Open Data, Living Labs y Tech Hubs.
Pero, si bien las TIC son un componente esencial de la Smart City, una Ciudad Inteligente no puede crearse únicamente desplegando sensores, redes y análisis de datos para mejorar la eficacia de sus servicios. El modelo de la ciudad inteligente implica una nueva forma de vivir, conectar, consumir y disfrutar el espacio urbano.
Finalmente, la ciudad inteligente cambia el modelo de relaciones existentes. En lo económico da paso a la economía colaborativa; en lo social, a nuevas formas de participación ciudadana; y en lo municipal, a políticas urbanas más ágiles y transparentes. Este nuevo modelo de relaciones abre la puerta a una comunicación más fluida de los actores (ciudadanos, empresas, instituciones, visitantes, inversores…), y a su integración con otras ciudades y escalas territoriales.
Los pilares básicos de una ciudad inteligente responden principalmente a las diferentes áreas sectoriales que es necesario atender para lograr el crecimiento sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos:
-Smart Environment / Medio ambiente e Infraestructuras
En este ámbito de la Ciudad Inteligente, se incide sobre el objetivo de la sostenibilidad medioambiental de las ciudades y el desarrollo de sus infraestructuras críticas.
– Smart Mobility / Movilidad e ICT
La tecnología se pone al servicio de un sistema logístico y de transporte integrado y eficaz, y de su desarrollo digital.
– Smart Living / Seguridad, Bienestar, Sanidad y Salud
La tecnología se convierte en un elemento capaz de mejorar la forma de vida y los hábitos de consumo, con el fin de generar un estilo de vida sano y seguro.
– Smart People / Educación e Innovación
Las ciudades, en cooperación con otras administraciones territoriales, son actores importantes en la educación de los ciudadanos, que es otro factor clave para el desarrollo de la innovación y la investigación.
– Smart Economy / Economía y Competitividad
Las Smart Cities también buscan nuevas formas de producción, comercialización y entrega de servicios, así como los nuevos modelos de negocio necesarios para su implementación.
– Smart Government / Gobierno y Participación Ciudadana
La gestión de las ciudades está cambiando y los ciudadanos reclaman más información en tiempo real. Quieren participar en la gestión de sus ciudades y que los trámites y servicios se presten de la manera más rápida, transparente y cómoda posible.
Nos encontramos a la vanguardia global del desarrollo de las Ciudades Inteligentes a nivel país. Tenemos una gran oportunidad de ser pioneros en esta transformación, ya que estamos cruzando la frontera de proyecto a realidad. No obstante, tenemos que abordar aspectos relevantes para acelerar y facilitar esta transformación, como son los temas regulatorios y jurídicos, la falta integración entre tecnología y operaciones y la coordinación de todos los agentes claves.
Las Smart Cities triunfan si consiguen transformar y digitalizar los servicios urbanos, y no quedarse tan solo en una plataforma inteligente.
Cayetano Soler
Socio responsable de Turismo, Transporte y Servicios de PwC España