Al igual que la revolución industrial trastocó en su día el ranking de países ricos/menos ricos, la revolución digital está ya afectando a la competitividad de las empresas y de las naciones. Esta revolución silenciosa, que no ha hecho más que empezar y que conducirá a la sociedad interconectada, se va a ver impulsada de forma acelerada en los próximos años.

Juan Gascón Ametic2El economista Schumpeter formuló, ya en el año 1942, su teoría sobre la destrucción creativa en su libro ‘Capitalismo, Socialismo y Democracia’. En el mismo, descubre el proceso de innovación que tiene lugar en la economía de mercado, en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio. Para Schumpeter, las innovaciones de los emprendedores son la fuerza que hay detrás de un crecimiento económico sostenido a largo plazo, pese a que puedan destruir en el camino el valor de compañías bien establecidas.

A principio de este siglo, estamos viviendo un auténtico tsunami digital fruto de la confluencia de la digitalización, Internet, nuevas redes y avances en dispositivos y software (AI, learning machine, computación cuántica, robótica,…), que van a suponer una auténtica revolución digital dando paso a lo que se viene a denominar Nueva Economía, cuya principal característica es la ausencia de ficción y se basa en:

– Colaboración e hibridación.

– Conocimiento, innovación, cambios de modelos y alteración de los paradigmas existentes, debido a las tecnologías disruptivas que entran en juego.

– Desmaterialización y conectividad.

– Organización en red.

– Personalización de la relación con el cliente y consecuente customización de productos y servicios.

– Disminución de precios y costes.

– Oportunidades/amenaza para aquellos que no sepan o sean capaces de gestionar/liderar el cambio.

Es una clase de “economía” que podríamos denominar de economía interconectada de productos y servicios y también productos que generan servicios y viceversa. Ante esta situación de continuo cambio, tenemos que tomar medidas concretas:

– Es necesario reinventarse. Tomar el futuro como presente.

– Más importante que tener el reloj en hora es utilizar la brújula.

– Quizá estamos enseñando con métodos que no son los adecuados para construir el futuro. Incluso, a lo mejor, es necesario desaprender lo aprendido.

– Lo que es seguro que va a ser un recurso escaso en este nuevo escenario va a ser la creatividad, la innovación y el talento digital.

– Las redes sociales van a transformar las organizaciones y nuestra forma de trabajar, organizarnos y aprender. Será necesario establecer metodologías para compartir conocimientos en red.

Ante esta situación, podríamos señalar, para el caso que nos ocupa, que en los próximos 20 años, el sector del automóvil va a cambiar más que en los últimos 100 años. La economía colaborativa y los avances en TIC transformarán el coche, haciéndolo eléctrico, autónomo, hiperconectado y compartido, produciéndose una fuerte transformación en el mismo, tanto en las prestaciones como en su fabricación, comercialización y, como decimos, en su modelo de negocio.

Según un informe de Morgan Staneley, los conductores destinaron los actuales 400.000 millones de horas/año que dedican a conducir a consumir contenidos, a hacer compras, comunicarse, trabajar,… Por lo tanto, aparecerán nuevos mercados, productos y servicios. Será más atractivo y económico compartir coche que poseerlo. Las empresas del sector deberán plantearse desarrollar nuevas habilidades en electrónica, software, análisis de datos, entretenimiento, servicios, contenidos, etc., o transformarse en “utilities” dentro de la cadena de producción, debiendo aplicar de forma intensiva la fabricación inteligente, robotizada y personalizada.

AMETIC _Página_3La implantación del coche autónomo e interconectado conlleva la preparación de una infraestructura auxiliar de red de transporte, eléctrico y medioambiental. El “car sharing” tendrá un efecto relevante en un menor número de coches producidos, pero se verá compensado por una mayor rotación del parque automovilístico, aumento de viajeros, especialmente de personas mayores, menos coste, primas, seguros por familia, y aparecerán un gran número de nuevos servicios y modelos de negocio que hoy es difícil de imaginar. Los fabricantes migrarán del modelo de fabricante al modelo de Mobile Operator, pasando a cambiar la misión.

A largo plazo, las marcas perderán valor ante los modelos de movilidad compartida. Los OEM (Original Equipament Manufacturer), pasarán de fabricar a proveer servicios de movilidad, delegando de fabricación en los TIER I. Los fabricantes tradicionales dependerán más de proveedores externos y sufrirán la irrupción de nuevas compañías, que vendrán del mundo digital. Habrá una fuerte transformación de las ciudades, mejorando el coste de transporte, su optimización y tendrá tanto un fuerte impacto en la huella de carbono, como de forma transversal en multitud de sectores, entretenimiento, turismo, compras, logística, telecomunicaciones, inmobiliaria.

En el gráfico, podemos ver un posible escenario a los que se puede enfrentar el sector de automoción. La velocidad de implantación del coche autónomo, eléctrico y compartido dependerá en gran parte de los aspectos sociales y legislativos. Los aspectos económicos y medioambientales jugarán a favor.

Desde la Comisión de Industria 4.0, estamos empezando a colaborar con otros sectores y, particularmente, en un sector tan dinámico como el que nos ocupa.

 

Juan Gascón Cánovas

Director de Servicios y Contenidos Digitales

Innovación, Emprendimiento e Internacionalización de AMETIC