El euro comienza la semana situándose en sus cotas más altas. Desde mayo de 2005, la divisa europea no rozaba el umbral de los 1,30 dólares. Al inicio de la sesión de ayer, el euro se situó en los 1,2979 dólares y cerró con una cotización de referencia, fijada por el Banco Central Europeo (BCE), de 1,2958 dólares frente a los 1,2815 dólares a los que cerró el pasado viernes. La debilidad que arrastra el dólar, potenciada por los datos de empleo estadounidenses publicados el pasado viernes, ha sido determinante para la fuerte subida del euro.

Esto ocurre en una semana decisiva para los tipos de interés de la Eurozona. El Banco Central Europeo se reúne en Madrid el próximo jueves y, hasta ahora, todo venía indicando la inminencia de la subida de tipos. Ahora, un euro fuerte podría posponer la decisión aunque todo apunta a que el mercado está adelantando el comportamiento que tendría si la subida se hubiera hecho ya efectiva. Habrá que esperar a la comparecencia ante la prensa de Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, para saber si se añadirá un cuarto de punto al 2,5% vigente. El crecimiento de la zona euro y los riesgos inflacionistas, derivados tanto de la propia aceleración de la economía como del alto precio del crudo, vaticinaban un aumento de tipos, pues una economía boyante puede permitirse un dinero más caro si con ello consigue el objetivo del BCE: la estabilidad de precios. Un euro apreciado frente al dólar resiste mejor las tensiones inflacionistas y difumina la repercusión del petróleo en los precios. Es decir, le hace una parte del trabajo al BCE.