El Banco de España celebra sus 150 años de historia. Una exposición recordará hasta el 31 de marzo las fases por las que ha tenido que pasar este histórico edificio hasta convertirse en uno de los emblemas de la capital. Y es que, aunque oficialmente la entidad fue bautizada como tal en 1856, sus orígenes, incluso, se remontan a 1782, cuando se fundó el Banco Nacional de San Carlos, gracias a una Real Cédula firmada por Carlos III, según el proyecto presentado por el conde de Cabarrús al primer ministro, el conde de Floridablanca.

No ha podido hacerse mejor regalo la entidad para este aniversario que presentar, de una vez por todas, la ampliación que proyectó Rafael Moneo nada menos que en 1978, que se inaugurará oficialmente en el mes de abril. Gracias a esta cuarta obra el edificio ha conseguido «cerrar» la manzana que queda delimitada por el paseo del Prado y las calles de Alcalá, Marqués de Cubas y Los Madrazo. El arquitecto navarro propuso derribar el Palacio de Lorite -que fue protegido en 1980 y al que se levantó la catalogación en 1997- para levantar una nueva ala más acorde con el estilo original del edificio diseñado en su momento por Eduardo Adaro.

Fue en 1950 cuando el Banco compró el edificio, con la intención de ocuparlo y completar «su» manzana, pero no consiguió que el inmueble quedara vacío de inquilinos hasta unos 25 años después. En 1978 convocó el concurso de ideas que ganó Rafael Moneo para desarrollar el proyecto de ampliación, un concurso en el que también participaron otros prestigiosos arquitectos como Oriol Bohigas, Luis Cubillo de Arteaga, Fernando Moreno, Eleuterio Población, Ramón Vázquez y Javier Yarnoz.

Antes de aprobar el proyecto, la entidad bancaria contó con el asesoramiento de una comisión en la que participaron el Ayuntamiento de Madrid, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Colegio de Arquitectos. Pero la obra no pudo llevarse a cabo porque el palacete de Lorite fue protegido por el entonces concejal de Urbanismo Eduardo Mangada.