El turismo accesible, el turismo para todos, es un derecho reconocido a todas las personas y que así se pone de manifiesto en la Convención para la defensa de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU. Es un derecho reconocible y exigible y, por tanto, son las instituciones las que tienen la obligación y la responsabilidad de legislar e impulsar iniciativas para que las personas puedan hacer uso de sus derechos. Y son las personas, todas las personas, las que tienen que exigir que sus derechos se cumplan. El derecho nos acoge y nos reconoce.

Al turista con discapacidad lo primero que le sugiere la accesibilidad es acogimiento, calidez y calidad. Cuando visita una ciudad y puede utilizar el transporte público, por ejemplo, le hace pensar que se está teniendo en cuenta las necesidades de todos sus ciudadanos; cuando va a un restaurante y puede entrar en su cuarto de baño se da cuenta de que está en un negocio que quiere crecer; cuando puede visitar todas las estancias de un museo, se demuestra que hay interés porque las personas disfruten y aprendan y se lleven un buen recuerdo de esa ciudad.

cermi2Pero, a día de hoy, las personas con discapacidad siguen teniendo muchos problemas para viajar en igualdad de condiciones al resto de las personas; dificultades para acceder a información fiable sobre accesibilidad en los recursos turísticos, problemas de accesibilidad en los transportes, en algunos alojamientos y actividades. Incluso aún se sigue dificultando la estancia a viajeros que tienen alguna discapacidad intelectual, por lo que podríamos decir que todavía existe la exclusión a las personas con discapacidad en el ámbito del turismo.

Son cada vez más los empresarios que se han dado cuenta de que para ganar cuota de mercado deben poder ofrecer unas prestaciones accesibles, y que la accesibilidad es buena no sólo para las personas con discapacidad, sino también para los mayores o para quienes viajan en familia o con niños pequeños, y que todas estas personas decidirán si visitan, si se alojan o si comen en un sitio u otro en función del grado de accesibilidad.

En la actualidad, el sector turístico está mejorando para hacer frente a esta demanda emergente. De hecho, aquellas ciudades y empresas que están teniendo en cuenta el potencial de las personas con discapacidad que viajan están recibiendo el retorno de sus inversiones, pero, en general, el sector todavía tiene que aprender a dar soluciones a este numeroso colectivo.

Una empresa del sector turístico que quiera mantenerse y crecer no puede no tener en cuenta que existe un mercado mucho más amplio, diverso: millones de personas y potenciales clientes a los que puede acceder mejorando sus servicios y su accesibilidad, ofreciendo sus recursos al mayor número de personas posible, haciendo de la normalización una forma de establecerse, de crecer, de generar empleo y profundizar en esa calidez que genera esa calidad que todas las personas demandamos en este sector.

Precisamente podemos ver buenos ejemplos en este modelo de turismo para todos en recursos que hasta ahora eran de difícil acceso para las personas con discapacidad por su propia idiosincrasia, tales como las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, Camino de Santiago o el turismo enológico. Los profesionales de estos ámbitos han trabajado porque sus destinos sean cada vez más abiertos a todas las personas y han contado con el asesoramiento del sector de la discapacidad para conseguir este objetivo.

Los principales retos son darse cuenta de que el turismo debe evolucionar e innovar para ser cada vez más competitivos y no depender de situaciones coyunturales que puedan beneficiar a nuestro país.

 

Francisco Sardón Peláez

Presidente de la Comisión de Ocio y Turismo Inclusivo de CERMI Estatal

(Comité Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad)