La industria extractiva engloba tanto actividades orientadas a la extracción de minerales, cualquiera que sea su estado natural: sólido (carbón, minerales metálicos, otros minerales y productos de cantera), líquido (crudo de petróleo) o gaseoso (gas natural); como todas aquellas actividades suplementarias en las que los materiales en bruto son transformados para su comercialización, normalmente hacia otras industrias.

La importancia de la industria extractiva en Andalucía ha radicado, no tanto en su peso específico en el conjunto de la actividad regional, sino en su vinculación con otras actividades económicas de carácter industrial. Lo primero es fácilmente observable a partir de los datos de la Contabilidad Regional Anual, calculando el peso relativo de la industria extractiva sobre el conjunto de la industria andaluza.

Así, en 2010, las industrias extractivas eran responsables del 1,4% de la producción y del 1,9% del empleo en la industria regional, ligeramente por encima de la media nacional, donde la industria extractiva representaba el 1,3% de la producción y el 1,8% del empleo industrial en ese mismo año.

Pilar Campoy Mineria coautoraEn 2014, último año con datos disponibles, la industria extractiva reduce su peso en el conjunto de la industria regional, pasando a representar el 0,8% de la producción y el 1,7% del empleo industrial andaluz. Este descenso es análogo al registrado a nivel nacional, donde la producción y el empleo de las industrias extractivas pasa a ser el 0,9% y el 1,4% respectivamente. Las cifras muestran, por tanto, que la industria extractiva no ha sido ajena a la reciente crisis financiera.

Lo segundo requiere de un análisis más específico, utilizando para ello las tablas Input-Output y una metodología conocida como análisis de sectores clave. En ésta se calculan dos tipos de enlaces entre los distintos sectores productivos de una economía: los encadenamientos hacia atrás y los encadenamientos hacIa delante. Los primeros nos proporcionan información sobre el origen de los inputs que necesita cada sector para generar su producción; los segundos nos muestran el destino de la producción de dichos sectores.

Cuando estos enlaces presentan valores superiores a la unidad, indican que el sector correspondiente tiene fuertes encadenamientos hacia atrás y, por tanto, induce el desarrollo de otros sectores que les sirven como proveedores, o bien que presentan fuertes encadenamientos hacia delante, por lo que las variaciones en las cantidades producidas o en los precios de su producción afectan de manera importante a las industrias de las que son proveedores. En 2010, la industria extractiva presentaba unos valores de 0,71 y 1,71 para los encadenamientos hacia atrás y hacia delante, respectivamente. Se trataba de un sector con un fuerte encadenamiento hacia adelante y, por tanto, con una importante función como proveedor de inputs de otras industrias.

En 2014, el valor de los encadenamientos se sitúa en 0,83 y 0,90, haciendo patente el debilitamiento de sus vínculos hacia delante y de su importancia como proveedor de otros sectores en la economía regional. Un zoom sobre las principales industrias con las que mantiene estas relaciones sitúan a la construcción en un lugar preferencial, seguida de la metalurgia o la producción de energía. Esto explica el comportamiento de la industria extractiva durante el periodo de crisis, ya que se ha visto arrastrada por la evolución de la construcción.

El índice de producción industrial ofrece datos más recientes del sector de las extractivas, hasta enero de 2017, confirmando la contracción de su producción y la pérdida de relevancia como proveedor de inputs industriales en la economía andaluza.

 

Manuel Alejandro Cardenete y Pilar Campoy