La energía es un factor clave para el desarrollo económico, así como para la cohesión social y territorial. Andalucía viene desarrollando una política de transformación en materia de energía que abarca tanto al tipo de fuentes de energía usadas como a la manera en que éstas se usan, buscando un sistema energético más eficiente, diversificado y estable, basado en la eficiencia energética y el uso de las energías renovables. Esa transformación supone una verdadera oportunidad para la creación de empleo, la competitividad, la mejora de los servicios públicos y el bienestar de las personas.

El decidido impulso a ésta política, que se viene dando desde el ámbito regional, está dando notables frutos. Como muestra de ello, Andalucía ha pasado de disponer en 2007 de un 19,6% de potencia eléctrica renovable instalada respecto a la potencia eléctrica total, a un 38,8% a finales de 2015. Y de dar una cobertura del consumo eléctrico andaluz del 7,2% con la producción bruta de energía eléctrica con fuentes renovables en 2007 a pasar a dar a finales de 2015 una cobertura del 37,7%.

Estamos aprovechando así las grandes fortalezas que tenemos en este campo: disponemos de altos recursos renovables, tenemos una situación de liderazgo en las tecnologías, contando con un sector industrial y empresarial cualificado que ha demostrado capacidad para innovar, en las diferentes tecnologías. Andalucía lidera a nivel europeo el desarrollo de la energía termosolar e, igualmente, es la región española líder en el aprovechamiento de la energía de la biomasa y la energía solar térmica, ocupando un papel destacado en el desarrollo de la energía solar fotovoltaica.

Con estas credenciales, nuestros objetivos a corto plazo son claros, y se encuentran recogidos en la Estrategia Energética de Andalucía a 2020. Perseguimos un aporte renovable en el consumo final bruto de Andalucía del 25%, así como que se autoconsuma el 5% de la energía eléctrica generada con renovables.

Se trata de unos objetivos ambiciosos a corto plazo que nos conducirán a esa visión del sistema energético futuro. También la Estrategia pone las luces largas con una perspectiva a 2050. Y en este, se dibuja la arquitectura del nuevo sistema energético como una estructura pluricelular, donde cada uno de sus miembros tenga una alta capacidad para generar y gestionar su consumo a la vez que exista una interconexión entre todas las células que asegure un funcionamiento sostenible, seguro y estable.

Este futuro sostenible se basará en sistemas de alta eficiencia de generación de tamaños modulares con capacidad para adaptarse a las distintas demandas existentes y basadas principalmente en el uso de fuentes renovables. Igualmente, jugará un papel esencial el almacenamiento de energía, que permitirá una mejor gestión de la misma. Todo ello basado en sistemas de gestión y comunicación para conseguir un sistema inteligente, donde demanda, eficiencia y generación vayan de la mano. La movilidad eléctrica se usará masivamente, junto con nuevos carburantes, biocarburantes de segunda y tercera generación; basándose nuevamente en el aprovechamiento de las energías renovables. Andalucía se moverá con el Sol.

No cabe duda que para lograr este desarrollo energético sostenible se requiere la implicación de todos. Esto es fundamental para que, en ese camino hacia la descarbonización de la economía, consigamos explotar las oportunidades que conllevan el uso de las energías renovables, especialmente las ligadas a los nuevos yacimientos de empleo.

 

Cristóbal Sánchez Morales

Director Gerente Agencia Andaluza de la Energía

 

ARTÍCULO INCLUIDO EN EL ESPECIAL ‘DIGITALIZACIÓN DE LA ENERGÍA’ DEL NÚMERO DE JUNIO DE AGENDA DE LA EMPRESA