Vamos hacia un mundo cada vez más eléctrico, con una energía más conectada, distribuida y que debe ser más limpia
Estamos viviendo una gran transformación energética de la que España forma parte. Es evidente que es el momento de desplegar nuevos modelos energéticos con mayor presencia de las renovables, pero no sólo tenemos que promover el uso más eficiente de esta energía e incorporar la figura de los “prosumidores”, aquellos consumidores que no sólo consumen energía, sino que la producen y controlan. Nos encontramos ante un nuevo ecosistema donde las redes de distribución avanzadas se vuelven imprescindibles. Un ecosistema donde interactúen los consumidores y el resto de actores: comercializadoras, productoras, prosumidores, etcétera. Se trata, básicamente del Internet of Things del sector energético, comunicación entre dispositivos inteligentes que nos ayudan a conseguir un mayor conocimiento del consumo y nos permiten identificar nuevos servicios para los clientes.
En los últimos años, la red eléctrica se ha hecho más inteligente al incorporar tecnologías como los contadores inteligentes, la automatización orientada al conocimiento y herramientas de monitorización y gestión remota. Por ejemplo, con nuestra tecnología, las redes están incorporando sensores, sistemas y softwares que les permiten monitorizar las tendencias de la red y evaluar su actividad para mejorar la fiabilidad y la resiliencia. A su vez, los algoritmos automatizados ayudan a evaluar cómo se pueden optimizar esas tendencias para reducir el gasto energético, obteniendo información en tiempo real de factores externos como la meteorología, para realizar cambios automáticos en los recursos de distribución. Mientras tanto, estos sensores recolectan datos que se almacenan y ordenan automáticamente dentro del sistema de un proveedor, para que el sistema aprenda. Las aplicaciones de software de Schneider Electric también se pueden aplicar en la monitorización y gestión remota, lo que permite una mayor autonomía. De red hemos pasado a red inteligente. Pero llevemos la vista al año 2025. En ese momento, esperamos que el modelo centralizado tradicional de red sea totalmente transformado por la energía distribuida. Necesitaremos una red más moderna y todavía más inteligente.
La primera oleada de innovación en este campo en la que Schneider Electric está ya trabajando se apalanca en el Internet de las Cosas. Los últimos avances en IoT van más allá de la simple conexión de dispositivos inteligentes y permiten aportar más valor en todos los niveles de la red eléctrica y ayudar en la transformación digital de la compañía eléctrica. Creando una nueva infraestructura que conecta dispositivos inteligentes con el control en tiempo real, el software abierto, los analytics y los servicios, el IoT aumenta la colaboración entre los nuevos actores del panorama energético y contribuye a que todo el sistema trabaje de manera más eficiente.
Un beneficio clave de la infraestructura IoT es su flexibilidad. Esta flexibilidad es absolutamente crítica cuando se trata de asegurar un sistema “a prueba de futuro”. Estamos ante un período de gran transformación e innovación, lo que significa que las nuevas tecnologías se están implementando rápidamente y cambiando la forma en que las tecnologías grid interactúan de forma exponencial.
Las tecnologías del IoT tienen un enorme potencial para ayudar a construir una red eléctrica más limpia y más fiable. Y se pueden incorporar ya mismo. Más allá de la conectividad de los dispositivos, el IoT puede convertirse en un marco integral y una guía para implementar innovadoras tecnologías digitales que aumenten la flexibilidad de las operaciones de red y hagan que todo el ecosistema sea eficiente y fiable. Si analizamos bien las oportunidades que nos brinda la convergencia de IT y OT, constataremos que cualquier nivel de la red puede ser transformado y mejorado con nuevos servicios y aplicaciones que redundarán en valor añadido para todos sus actores.
Enric Vinyes
Business Development de Automation & Advanced Grid Solutions Schneider Electric