El sector de la iluminación está efectuando desde hace años una firme apuesta por la eficiencia energética
El sector de la iluminación, en términos de consumo de energía, representa el 19% del consumo mundial de energía eléctrica, cifra que en la Unión Europea alcanza el 14%.
El reparto por subsectores es:
– 38% vivienda.
– 52% terciario.
– 10% alumbrado exterior.
En la UE, el alumbrado interior en función del tipo de edificio supone:
– 50% oficinas.
– 20-30% hospitales.
– 10-15% escuelas.
– 10-12% edificios residenciales.
– 15% industria.
El sector de la iluminación, desde hace años, está efectuando una firme apuesta por la eficiencia energética, desarrollando tecnologías que suponen las mejores condiciones luminotécnicas de intensidad de luz, reproducción cromática y confort visual con el menor consumo energético.
A lo largo de los años, la tecnología evolucionaba sobre mejoras en los productos, sin embargo, esta tendencia ha variado radicalmente con la aparición del “LED”.
La tecnología LED ha generado una auténtica disrupción y anarquía en el sector de la iluminación, debido no sólo al producto final, sino al propio proceso de fabricación y los distintos componentes.
También es importante destacar la falta de regulación y normativa técnica debido a que la evolución de los productos en cuanto a su eficiencia y demás características ha superado los parámetros de producto, que permiten su métrica y clasificación.
Pero el LED no es una mera fuente cuya función exclusiva es iluminar, se trata de una tecnología que permite ir “más allá de la iluminación” y, sobre todo, pensar en la posibilidad de dar relevancia a la luz dentro de la sociedad y el ser humano, proporcionando bienestar y mejora de las condiciones de salud.
La luz natural es dinámica desde que amanece hasta que cae la noche y, por tanto, la humanidad ha evolucionado bajo el ciclo luz-oscuridad. Por ello, la intensidad, el color, el tiempo y la dirección son decisivos en nuestro ciclo circadiano.
Debemos tener en cuenta que las personas pasamos el 90% del tiempo dentro de edificios, la esperanza de vida es cada día mayor y en el año 2020, el 41% de la población de la UE (212 millones) será mayor de 50 años y, con todo esto, la luz artificial adquiere mayor importancia.
Analizando los costes de una empresa localizada en un edificio de oficinas, podemos concluir que:
– 90% salarios.
– 9% coste de alquileres.
– 1% coste de energía.
Si el coste de la energía sólo supone un 1% de los costes típicos, ¿por qué nos centramos en seguir tomando medidas de eficiencia energética en lugar de mejorar el bienestar y la eficiencia de las personas a través del alumbrado?
Por todo lo anterior, la hoja de ruta dentro de un planteamiento estratégico del sector de iluminación pasa por:
1. Etapa LEDificación.
2. Etapa alumbrado inteligente.
3. Etapa alumbrado pensando en el ser humano.
Todo ello dentro de la economía circular. La fase de LEDificación seguirá creciendo hasta la saturación del sector, y solamente pensando en que el futuro evoluciona hacia el alumbrado pensando en el ser humano lograremos crear riqueza, más empleo, que evoluciona hacia un sector girando desde el producto al servicio. No quiero finalizar sin mencionar la capacidad del alumbrado LED para conectar con el entorno y entrar a formar parte de la Industria 4.0, el Internet de las Cosas (IoT) y el Big Data.
Debemos pensar que el alumbrado está presente en todas las situaciones que se producen en nuestro entorno y, por tanto, puede ser una “caja negra” con interfaces al resto del entorno industrial y urbano.
Alfredo Berges
Director general de Anfalum
