2018 será un año decisivo para el mundo laboral. Tras tres años de recuperación macroeconómica, las cuentas de resultados de las grandes empresas continúan dando cifras de beneficios mejores incluso en algunos casos que las de años anteriores a la crisis. Es inaplazable que la recuperación llegue a las personas trabajadoras y, para ello lo más importante es que se cree empleo estable y de calidad. No es la primera ni será la última vez que incidamos desde CCOO en esta reivindicación, máxime cuando el escenario al que nos enfrentamos es altamente hostil y salvaje. Sirva de muestra que de 20 millones de contratos firmados en 2017, el 26 por ciento han sido tan solo de cinco días.

El mayor culpable de esta situación continua siendo una reforma laboral que buscaba invertir el proceso de salida de las empresas de tal modo que, en el ámbito privado, de un fijo por cada cuatro temporales que salieron hasta 2011, se pasó a dos fijos por cada temporal. La temporalidad y la parcialidad impuestas constituyen factores ineludibles que incrementan la precariedad en el trabajo y se ha convertido en el sello distintivo de nuestro país. La precariedad entendida como falta de estabilidad no se da en ninguno de los otros catorce mercados de trabajo de la Unión Europea.

2017 ha sentado las bases y señala que la recuperación de derechos que la mayoría social reclama ha de transitar por la vía del diálogo, la negociación y la participación de las personas trabajadoras. En primer lugar, la entrada en vigor de la Renta Mínima de Inserción, fruto de nuestra acción sindical en buena parte, ha supuesto un balón de oxígeno para las personas más vulnerables y en peor situación económica y crea un nuevo derecho subjetivo que con nuestra participación contribuiremos a mejorar en el futuro. En segundo lugar, la subida histórica del 20 por ciento en dos años del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) es relevante cuantitativamente y también cualitativamente porque supone un revulsivo para los salarios más bajos y para las arcas de la Seguridad Social al aumentarse las bases de cotización. Es destacable que el acuerdo plurianual de subida del SMI ha sido resultado de un trabajo del sindicalismo confederal de clase cuyo objetivo era evitar la intervención mediante decreto y resaltar la necesidad de resituar la interlocución entre gobierno y agentes sociales en el centro de nuestra sociedad.

Tenemos en este inicio de año un reto en el que instamos a la patronal a que se inscriba y que habrá de plasmarse en un Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC): mejorar los salarios y condiciones laborales de las personas trabajadoras que están bajo la cobertura de un convenio colectivo y que suponen el 94 por ciento de la población asalariada. Es fundamental lograr este acuerdo por criterios de eficiencia y reactivación económica del país y porque es de justicia que en un contexto de crecimiento de los dividendos empresariales la clase trabajadora participe de los beneficios obtenidos de su propia productividad. La verdadera recuperación llegará de la mano de empleo estable y de los salarios dignos, pues son estos elementos los que nos permiten tener independencia y autonomía económica para cubrir nuestras necesidades y poder consumir reactivando con ello el Producto Interior Bruto de España y extendiendo los frutos del AENC a Andalucía, para que los convenios puedan nutrirse de contenido y permitan participar de la recuperación a las personas trabajadoras de nuestra tierra.

CCOO pondrá todo su empeño en que la negociación colectiva rigurosa, leal y sólida siga siendo el instrumento principal para seguir mejorando salarios y condiciones laborales y superemos las consecuencias de una crisis impuesta. Seguiremos trabajando para que así sea.

 

Nuria López

Secretaria General de CCOO-A

@nurialomar

 

Artículo incluido en el número de febrero de la revista Agenda de la Empresa