La complicada y dura situación actual está propiciando que muchos de nuestros jóvenes profesionales abandonen España con la idea de encontrar un futuro más prometedor en otros países. Lo que comúnmente se denomina ‘fuga de cerebros’. Más aún cuando la gran mayoría de los que deciden buscar otra opción en el extranjero poseen un nivel alto de preparación.

Por primera vez en décadas, nuestro país está viviendo un cambio en su perfil migratorio. Volvemos a emigrar para levantar otros países, en vez de apostar por levantar el nuestro propio con los mejores. Lógicamente, ninguna culpa tienen quienes deciden buscar su futuro en otro país, más bien quienes miran hacia otro lado restándole importancia a esta fuga de trabajadores… como si aquí sobraran los puestos de trabajo. Faltan propuestas políticas con sustento para frenar esta tendencia que nos deja sin los mejores para sacar esto adelante.

No hace muchos días hablé con un amigo licenciado en Turismo con muchos años de experiencia que me aseguraba apesadumbrado que si en pocos meses no encontraba nada no tendría más remedio que irse a Londres a trabajar, que allí sí que encontraría ‘curro’ de lo suyo. Triste, real y cada vez más común. La huida hacia fuera está motivada por un altísimo nivel de desempleo, que afecta al 21,2% de la población activa y al 46% de los menores de 25 años, según cifras de Eurostat. Está claro que es un fenómeno que está creciendo, al tiempo que otros países como Alemania llevan a cabo reclutamientos de jóvenes ingenieros.

España retoma así una tendencia de los años de la posguerra civil, cuando los trabajadores españoles emigraban a Alemania, Francia o Argentina en busca de oportunidades. A diferencia de aquellos, estos nuevos emigrantes son jóvenes licenciados, muy cualificados y sin cargas familiares. Otro informe asegura que de dos universitarios en paro emigrará el más cualificado, por lo que nos quedaremos con el menos experimentado y preparado. Es decir, nos quedaremos con los suplentes para sacar adelante este complicado ‘partido’, en vez de poder jugar con los mejores y tener más opciones para ganar y asegurarnos la permanencia en la ‘primera división’ de Europa.

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