Sin duda, la revolución digital está transformando la forma en que construimos, operamos y hacemos uso de nuestros edificios. Últimamente, estamos encontrando muchos avances en este sentido. Algunos claros ejemplos pueden encontrarse en edificios que ya están siendo construidos mediante el uso de impresoras 3D, edificios cuya inspección de fachadas, techos y pavimentos se realiza con drones o edificios que atienden a sus huéspedes mediante asistentes virtuales para mejorar su estancia y el nivel de servicio que se les ofrece. Es un amplio campo donde podemos encontrar múltiples aplicaciones, y más que irán surgiendo en los próximos años.

Los edificios, como infraestructuras críticas para la vida de las personas, deben ser capaces de integrar y adoptar de forma eficaz las capacidades que nos dan las nuevas tecnologías dentro de su casuística particular. El IoT es la práctica que nos acerca estas posibilidades al mundo físico y real. En esta área, un edificio se entiende como una colección de activos que pueden ser accionados de diferentes formas gracias a la tecnología. De hecho, conectar el mundo físico con el digital es cada vez más ágil y sencillo.

Aunque, bien es verdad que la información generada por los distintos sensores y dispositivos IoT es cada vez más extensa y compleja, y se nos presenta en múltiples formas difíciles de interpretar para los sistemas a los que estamos acostumbrados hoy en día.

Es, por ello, que necesitamos tecnologías capaces de transformar todos estos datos en conocimiento, y es aquí donde aparecen los sistemas de Inteligencia Artificial, los cuales se caracterizan por: comprender los datos en su contexto y darles el significado correcto; razonar, formando hipótesis con argumentos estructurados y proporcionando recomendaciones priorizadas en base a la seguridad que su conocimiento les permite alcanzar; y aprender de cada interacción para seguir afinándose y mejorándose.

Con todo ello, algunas empresas ya se han embarcado en la generación de nuevos modelos de gestión en torno a edificios. Un claro ejemplo es el fabricante de ascensores y escaleras mecánicas Kone, que ha sido capaz de transformar su modelo de negocio, pasando de un enfoque de producto a un enfoque de servicios mucho más adaptado a las necesidades reales y particulares de cada uno de sus clientes. Gracias a la plataforma de IBM Watson IoT, Kone monitoriza en remoto la gestión de sus activos, predice incidencias técnicas y responde ante ellas en tiempo real, mejorando tanto sus servicios como su mantenimiento y, por tanto, la experiencia de los usuarios.

Otro ejemplo de este uso de las tecnologías IoT para la mejora de los servicios al cliente final lo aporta la empresa Harman, que trabaja en la generación de salas cognitivas activadas por voz. Desde hospitales a oficinas o salas de conferencias, las personas se enfrentan a entornos no conocidos en los que realmente tratan de realizar tareas muy simples como modificar la temperatura de la sala, ajustar la iluminación o iniciar una conferencia telefónica. Gracias a las tecnologías de Inteligencia Artificial de IBM, las salas de conferencias Harman son capaces de llegar a conocer la intención de sus usuarios a través del lenguaje natural.

 

Juan Benavente

Consultor IoT IBM España

 

Artículo incluido en el número de abril de la revista Agenda de la Empresa