En una situación tan delicada como la actual endurecer la fiscalidad -algo que se estudia seriamente desde el Gobierno- es, sin lugar a dudas, una de las peores ideas posibles… La mascarada del Gobierno pasa por convencer a los españoles de que son los que menos impuestos pagan de Europa aunque, en rigor, sea exactamente lo contrario. En lugar de tomar el indicador de "esfuerzo fiscal", que es el que ofrece una imagen más fiel de la carga tributaria que cae sobre un individuo, han tomado el de "presión fiscal", que no pasa de ser una simple relación entre recaudación y PIB. Sepan ustedes que en realidad los impuestos no están directamente relacionados con el PIB sino con las rentas sobre las que se aplican. Un 18% de IVA es más en España que un 25% en Dinamarca, país que duplica la renta per cápita española por mucho que José Blanco se empeñe en lo contrario. No hay que olvidar que los españoles somos los terceros que hacemos más esfuerzos fiscal en la UE y el impuesto sobre la renta y el de sociedades (empresas) son más elevados que en el resto de países europeos. En suma, los sueldos en España son muchos más bajos que los países europeos. Más bien, lo que se debe alcanzar es a tener una renta disponible como la de Alemania, Francia o Italia y no subir más los impuestos. Porque si el Gobierno termina llevando a cabo la reforma fiscal que ha anunciado   -y es muy probable que así sea- la economía española se va a resentir gravemente y muy probablemente se consiga justo lo contrario de lo que se persigue, es decir, que, tras el saqueo inicial, se recaudará aún menos.

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