Los costes laborales unitarios (CLU) son un indicador de la competitividad de una región que pone en relación costes salariales y productividad: cuanto más altos sean los CLU menos competitiva es esa región.

Según un informe de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), en España, los costes laborales unitarios crecieron un 30% entre 2000 y 2009, empujados por el intenso crecimiento de los salarios que no fue compensado por un incremento de la productividad. 2009 supuso un punto de inflexión, ya que los CLU frenaron su crecimiento por la moderación salarial y una mejora de la productividad consecuencia de la intensa destrucción de empleo.

Acumulado, en lo que llevamos de siglo, los CLU en España han aumentado un 24,7%, frente al 18,7% de media registrado en la UE, lo que supone una merma de nuestra competitividad. Aun así, en el caso español hay regiones, como Navarra o País Vasco, que demuestran que es posible una mejora de la competitividad en paralelo a un crecimiento de los salarios siempre y cuando vaya acompañado de mejoras en los niveles de productividad.

El crecimiento más intenso se produjo en los dos archipiélagos, Canarias (31,1%) y especialmente Baleares, donde el crecimiento acumulado (41,7%) casi duplicó al del conjunto de España, así como en Murcia (32,2%), Cantabria (32,2%) y Asturias (30,4%).

Aunque todas las regiones, sin excepción, experimentaron avances en los CLU en el conjunto del periodo, únicamente un grupo reducido de regiones del centronorte peninsular se mantuvieron no solo por debajo del crecimiento del conjunto de España, sino también del nivel medio de la UE: Castilla y León (18,7%), Extremadura (18,7%), Aragón (18,2%), Castilla-La Mancha (17,2%) y sobre todo Navarra (16,1%).

Los CLU en la UE crecieron un 18,7% acumulado entre 2000 y 2016, frente al 24,7% de España. Este mejor comportamiento tuvo su origen tanto en una mayor moderación salarial, ya que los CLM crecieron tres puntos porcentuales menos que en España (36,2% acumulado), como en las mayores ganancias de productividad.

“El fuerte crecimiento de los CLU a lo largo del siglo XXI ha afectado negativamente a la competitividad de la economía española. Si bien en los años de crisis ha mejorado la competitividad, todavía no se ha recuperado la brecha que se abrió con la UE en los años de expansión. En consecuencia, es necesario que en los próximos años las subidas salariales vayan acompasadas con la evolución de la productividad. Por tanto, la productividad es la variable que debe centrar las reformas estructurales y los esfuerzos de inversión en sus determinantes (I+D, educación, internacionalización, activos intangibles, funcionamiento del mercado de trabajo, tamaño empresarial, aumento de la competencia, etc.). Solo con ganancias de productividad es posible al mismo tiempo mejorar la competitividad y los salarios”, apunta el informe.